Hace algunos años, un cantante y compositor colombiano solía subirse a todos los escenarios con una camisa negra en la que se leía: “SE HABLA ESPAÑOL”. Esta consigna, tomada de aquellos negocios y locales en Estados Unidos que atienden a una población latina, era, con toda su ironía y resignación, una reacción contra el creciente fenómeno de artistas latinos que decidían cantar en inglés para entrar a un mercado internacional.