Viaje de Humboldt por Colombia y el Orinoco
Orinoco
Este es un listado de las ciudades visitadas por Humboldt en el orden como fueron recorridas por el viajero:

:: Orinoco
:: El zapote
:: Cartagena
:: Turbaco
:: Mompox
:: Magdalena
:: Honda
:: Mariquita
:: Guaduas
:: Zipaquira
:: Guatavita
:: Tequendama
:: Fusagasuga
:: Pandi
:: Ibagué
:: Cartago
:: Buga
:: Popayan
:: Purace
:: Almaguer
:: Pasto
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Mapa del Apure

Plantas observadas en la zona
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VIÁGE A LAS REGIONES EQUINOCCIALES DEL NUEVO CONTINENTE

Ensayo político de la provincias de Venezuela. Extensión del territorio. Población.
Producciones naturales. Comercio exterior. Comunicaciones entre las diversas provincias que componen la republica de Colombia

Antes de dejar las costas de Tierra Firma y de entretener al lector de la importancia política de la Isla de Cuba, es la mayor de todas las Antillas, reuniré bajo un punto de vista todo lo que puede apreciar con justicia las futuras relaciones de la Europa comerciante con las Provincias Unidas de Venezuela: Al publicar después de mi regreso el Ensayo político sobre Nueva España, hice conocer una parte de los materiales que poseo sobre la riqueza territorial de la América del Sur. El cuadro comparativo de la población agricultura y comercio de todas las colonias españolas fue redactado en una época, en que la marcha de la civilización estaba entrabada por la imperfección de las instituciones sociales, por el sistema prohibitivo y por los demás funestos extravíos de ciencia del gobierno.

Después de haber yo manifestado los inmensos recursos que los pueblos de las dos Américas, gozando de los beneficios de una sabia libertad, podrán hallar en su posición individual y en sus relaciones con la Europa y Asia comerciantes, una de las grandes revoluciones que agitan de cuando en cuando la especie humana ha mudado el estado la sociedad en los vastos países que ha recorrido. La parte continental del Nuevo Mundo se halla hoy como dividida entre tres pueblos de origen europeo; el uno y el mas poderoso, es de raza germánica; los dos otros pertenecen por su lengua, su literatura y sus costumbres, á la Europa latina. Las partes del antiguo mundo que mas se adelantan hacia el oeste, la península Iberia y las islas británicas son también las que sus colonias han ocupado mas extensión; pero cuatro mil leguas de costas habitadas por los solos descendientes de los Españoles Portugueses atestan la superioridad que, en los siglos 15 et 16 habían adquirido los pueblos insulares por sus expediciones marítimas sobre el resto de los pueblos navegantes. Puede decirse que sus lenguas, propagadas desde la California hasta el Río de la Plata, tanto á espaldas de las Cordilleras como en los bosques, de la Amazona son monumentos de gloria nacional que sobrevivirán á todas las revoluciones políticas.

Los habitantes de las Américas portuguesa y española forman en este momento una duplicada población que la de la raza inglesa. Las posesiones francesas, holandesas, y dinamarquesas del Nuevo Continente son de muy poca extensión; pero para completar el cuadro general de los pueblos que podrán influir sobre el destino del otro hemisferio, no debemos olvidar los colones de origen slavo que intentan establecerse desde la península de Alaska hasta la California, ni aquellos africanos libres de Haití que han cumplido la profecía hecha por el viagero milanés Benzoni en 1545. La posición de los Africanos en una isla 2 veces mayor que la Sicilia, en medio de Mediterráneo de las Antillas, aumenta su importancia política. Todos los amigos de la humanidad hacen votos por el desarrollo de una civilización que después de tantos furores y tanta sangre, adelanta ó progresa de una manera inesperada. La América rusa parece hasta ahora menos á una colonia agrícola que á estas factorías que los Europeos han establecido con el más grande perjuicio de los indígenas, en las costas del África: pues que ella solo ofrece puestos militares , estaciones de pescadores y cazadores siberios. Es sin duda un fenómeno chocante hallar el rito de la iglesia griega establecido en una parte de la América y ver dos naciones que habitan las extremidades orientales y occidentales de la Europa, Rusos y Españoles, ser limítrofes en un continente á donde ellas han llegado por caminos opuestos; pero el estado casi salvaje delas despobladas costas de Ochotsk y de Kamtschatka, la falta de socorros dados por los puertas del Asia y. el régimen adoptado hasta aquí en las colonias slavas del Nuevo Mundo son trabas que las tendrán por argo tiempo en la infancia. Resulta de esto que en las observaciones y exámenes de economía política se habitúa uno a mirar solo las masas se, conocerá que el continente americano está dividido, propiamente hablando en tres grandes naciones de razas inglesa, española y portuguesa. La primera de ellas (los Anglo-Americanos) es también, después de los ingleses de Europa, la que cubre con su pabellón la mayor extensión de los mares. Sin colonias remotas, su comercio ha tomado un aumento que ninguna nación del antiguo mundo ha podido alcanzar, si no es el que ha comunicado en el norte de América su lengua, el brillo de su literatura, su amor al trabajo, su pasión por la libertad y una parte de sus instituciones civiles.

Los colonos ingleses y portugueses solo han poblado las costas opuestas á Europa; los Españoles por el contrario han poblado desde el principio de su conquista la cadena de los Andes y se han establecido hasta en las regiones más occidentales, en donde, en Méjico, en Cundinamarca, Quito y Perú han hallado los vestigios de una antigua civilización, naciones agrícolas, é imperios florecientes. Esta circunstancia, el aumento de una población indígena, y serrana, la posesión casi exclusiva de las grandes riquezas metálicas y las relaciones comerciales establecidas desde el principio del siglo 16 con el archipiélago indio han dado á las posesiones españolas de la América equinoccial el carácter que les es propio. En las regiones del Este, caídas en suerte á los colonos ingleses y portugueses, eran los naturales pueblos errantes y cazadores, y lejos de formar allí una porción de la población agrícola y laboriosa, como en las llanuras del Anahuac, en Guatemala y en el Alto­Perú, se han retirado generalmente á la aproximación de los blancos. La necesidad del trabajo, la preferencia dada al cultivo de la caña de azúcar, del añil y del algodón, la avaricia que acompaña y degrada con frecuencia la industria, han producido este infame comercio de negros, cuyas resultas han sido igualmente funestas á los dos mundos. Felizmente en la parte continental de la América española, es tan poco considerable el número de los esclavos africanos que, comparándole con el de la población servil del Brasil ó con la de la parte meridional de los Estados­Unidos, se encuentra en la proporción de 1 á 5. Todas las colonias españolas, sin excluir las islas de Cuba y Puerto Rico no tienen, en una extensión ó sea superficie que excede al menos de un quinto á la de Europa, tantos negros como el solo estado de la Virginia. Los Españoles Americanos ofrecen en la unión de Nueva España y Guatemala el único ejemplo, en la zona tórrida, de una nación de ocho millones de habitantes gobernados por leyes é instituciones europeas, que cultivan á la vez la caña de azúcar, el cacao, el trigo, y la viña, y casi sin tener esclavos arrancados al suelo africano.

La población del Nuevo Continente excede muy poco á la de Francia, ó Alemania .hi de los Estados-Unidos ha doblado en el espacio de veinte y cinco años; y en Méjico ha duplicado también en menos de cuarenta y cinco años, aun, bajo el régimen de la metrópoli. Sin entregarse a esperanzas muy lisonjeras sobre el porvenir, puede admitirse que en menos de siglo y medio igualará la población de América a la de Europa. Esta noble rivalidad de la civilización de las artes industriales y del comercio, lejos de empobrecer, como tan a menudo quiere pronosticarse, el antiguo continente á expensas del nuevo, aumentara las necesidades del consumo, la masa del trabajo productito y la actividad de los cambios ó permuta. La fortuna pública, es el patrimonio común de la civilización, se encuentra después de las grandes revoluciones que sufre el estado de las sociedades humanas, diferentemente repartida entre los pueblos de los dos mundos: pero el equilibrio se restablece poco á poco, y es una preocupación funesta, y aún diré impía el considerar como una calamidad para la vieja Europa la prosperidad creciente de cualquier otra porción de nuestro planeta. La independencia de la américas no contribuirá a aislarlas, antes bien las aproximará á los pueblos antiguamente civilizados. El comercio tiende á unir lo que hace mucho tiempo se ve separado por una celosa política.

El embrutecimiento de los pueblos es el resultado de la opresión que ejerce el despotismo interior ó un conquistador extranjero, y va siempre acompañado de un empobrecimiento progresivo y de una disminución de la fortuna pública. Estos inconvenientes y peligros se destierran por instituciones libres y fuertes adaptadas á los intereses de todos; y la civilización creciente del mundo, la concurrencia del trabajo, y la de los cambios ó permutas no arruinan los estados, cuyo bien estar procede de un manatial común y natural. La Europa productriz y comerciante se aprovechará del nuevo estado de cosas que se introduce en la América española, como se aprovecharía, por el aumento de consumo, de los acontecimientos que hiciesen cesar la barbarie en Grecia, en las costas septentrionales del África y en los demás países sujetos á la tiranía de los Otomanos. Nada hay mas terrible para la prosperidad del antiguo continente como la prolongación de estas luchas intestinas que detienen la producción disminuyendo al mismo tiempo el número y las necesidades de los consumidores. Esta lucha que empezó en la América española seis años después de mi partida llega poco á poco á su fin. Muy en breve veremos pueblos independientes, regidos según formas de gobierno muy diversas, pero unidos por la memoria de un origen común, por la uniformidad del idioma y las necesidades que hace nacer siempre la civilización, habitar las dos costas ú orillas del Océano Atlántico. Podría decirse que los inmensos progresos que el arte del navegante ha hecho, han unido las mares. El Océano Atlántico se presenta á nuestra’vista bajo la forma de un canal estrecho que ya no aleja mas del Nuevo Mundo á los estados comerciantes de Europa, que en la infancia de la navegación alejó del Mediterráneo á los Griegos del Peloponeso de los de Jonia, de la Sicilia y de la Cineraica.

He juzgado oportuno recordar aquí estas consideraciones generales acerca de las relaciones futuras de los dos continentes, antes de trazar el cuadro político de las provincias de Venezuela, cuyas diferentes razas de hombres he hecho ya conocer igualmente que las producciones espontáneas y cultivadas, las desigualdades el suelo y las comunicaciones interiores. Estas provincias, gobernadas hasta 1810, por un Capitán general residente en Caracas, están reunidas actualmente al Virreinato de la Nueva-Granada ó Santa Fé bajo el nombre de la república de Colombia. No anticiparé la descripción que después haré de la Nueva Granada, pero para hacer mas útiles mis observaciones sobre la estadística de Venezuela á los quieran juzgar de la importancia política de aquel país y de las ventajas que puede ofrecer aun al comercio de Europa, su estado poco avanzado de cultura , pintaré las Provincias-Unidas de Venezuela en sus intimas relaciones con Cundinamarca á la Nueva-Granada como haciendo parte del nuevo estado de Colombia. Esta cálculo comprenderá necesariamente cinco divisiones ; la extensión las producciones, el comercio, y las rentas públicas. Hallándose indicada una parte de los datos, que servirán para formar este cuadro, en los capítulos precedentes, podré ser conciso en la enunciación de los resultados generales. M. Bonpland y yo hemos pasado cerca de tres años en los países que forman hoy el territorio de la república de Colombia; á saber diez y seis meses en Venezuela y diez y ocho en la Nueva Granada, habiendo por una parte atravesado este territorio en toda su extensión desde las montañas de Paria hasta la Esmeralda en el Alto-Orinoco y hasta San Carlos del Río-Negro situado junto las fronteras del Brasil; y por otra parte desde el Río Sinu y Cartagena de Indias hasta las montañas nevadas de Quitó, en el puerto de Guayaquil en las costas del Océano Pacifico y en las riberas del Amazona en la provincia de Jaen de Bracamoros. Una tan larga mansión y un viage de 1300 leguas marinas en lo interior de las tierras y de las cuales, 650 en botes ó canoas, me han proporcionado un conocimiento bastantemente exacto de las circunstancias locales; y sin embargo no me atrevo á lisonjearme de haber recogido sobre Venezuela y la Nueva-Granada materiales estadísticos tan numerosos y tan seguros como los que me ha proporcionado una permanencia mas corta en Nueva-España. 

Hay menos inclinación á discutir cuestiones de economía política en países puramente agrícolas y que ofrecen muchos centros del poder, que en donde la civilización está concentrada en una gran capital y donde él inmenso producto de las minas acostumbra á los hombres á la evaluación numérica de las riquezas naturales. En Méjico y Perú he hallado en los documentos oficiales una parte de los datos que deseaba proporcionarme. No sucedió lo mismo en Quito, en Santa fé y en Caracas en donde el interés por las averiguaciones y exámenes estadísticos no se devolverán sino por el goce de un gobierno independiente. Los que se han habituado a examinar la cifras antes de admitir la verdad, sabe que, el los estados libres nuevamente fundados gusta exagerar y ponderar el aumento de la fortuna pública, al paso que en las antiguas colonias se aumenta la lista de los males que son todos atribuidos á la influencia del sistema prohibitivo. Es casi vengarse de la metrópoli el exagerar la estagnación del comercio y la lentitud en los procesos de la población. No dudo que los viajeros que ha visitado últimamente la América miren estos progresos como mucho mas rápidos de lo que parecen indicar los números á que me atengo en mis investigaciones estadísticas. Prometen ellos para el año 1913 en donde creen que la población ha doblado todos los 22 años, 112 millones: en Estados-Unidos, á la misma época 140 millones. Estos números, confieso, no me espantan por los motivos que alarmarían á los celosos sectarios de Maltus. Es posible que 2 ó 300 millones de hombres encuentren algún día de sus subsistencia en la inmensa extensión del Nuevo Continente entre la Laguna de Nicaragua y la de Notario: concedo que los Estados Unidos en cien años con más de 80 millones de habitantes admitiendo una mudanza progresiva en el periodo de la duplicidad; pero á pesar de los elementos de prosperidad que encierra la América equinoccial, y á pesar de la sabiduría y prudencia del gobierno que quiero suponer simultáneamente á los numerosos gobiernos republicanos formados en el sur y norte del ecuador, dudo que el aumento en la población en Venezuela, en la Guayana española, Nueva Granada y Méjico pueda ser en general tan rápida como lo es en los Estado Unidos; porque situados estos últimos bajo la zona templada, y desprovistos de altas cadenas de montañas, ofrecen un inmenso espacio de país fácil á someterse al cultivo. 

Las hordas de Indios cazadores reculan delante los colonos á quienes aborrecen y delante de los misioneros metodistas que contrarían su gusto por la ociosidad y holgazanería. No hay duda en que, en la América española, la tierra mas fecunda produce en la misma superficie mayor masa de substancias nutritivas, y que en las llanuras de la región equinoccial el trigo produce de 20 á 24 por uno; pero las Cordilleras en que hay grietas ó quebradas casi inaccesibles, llanos desnudos y áridos, selvas que resisten á la hacha y al fuego y una atmósfera llena de insectos venenosos, opondrán por mucho tiempo poderosos obstáculos á la industria y á la agricultura. Los mas robustos y mas emprendedores colonos no podrán adelantar en los montuosos distritos de Mérida, de Antioquia y de los Pastos, en los Llanos de Venezuela y del Guaviare; en los montes del río de la Magdalena, del Orinoco, y de la provincia de las Esmeraldas, al oeste Quito, como han extendido sus conquistas agrícolas en los llanos al este dc los Alleganis, desde el origen del Ohio, del Tenesco y del Alabama hasta las márgenes del Misuri y del Arkansas. Teniendo presente la narración de mi viage al Orinoco se apreciarán los obstáculos que una naturaleza poderosa opone á los esfuerzos dcl hombre en los ardientes y húmedos climas. Grandes superficies del terreno están desprovistas de aguas en Méjico; las lluvias son allí muy raras y la falta de nos navegables debilita y animora las comunicaciones. Como la antigua población indígena es agrícola y como lo ha sido mucho tiempo antes de la llegada de los españoles, los terrenos que son de un acceso y de una cultura mas fácil tienen ya sus propietarios. Se encuentran allí menos comúnmente que se cree en Europa, países fértiles y de una vasta extensión que están á la disposición del primer ocupante ó susceptibles de ser vendidos por lotes ó porciones á beneficio del Estado. Resulta de esto que el movimiento de la colonización no puede ser tan rápida y tan libre en todas partes de la América española, como lo ha sido hasta aquí en las provincias occidentales de la Unión anglo-americana. La población de ésta unión se comprende de blanco y negros que arrancado á su patria ó nacidos en el Nuevo Mundo, han sido los instrumentos de la industria de los blancos. 

En Méjico, Guatemala, Quito y Perú existen por el contrario en nuestros días mas de cinco millones y medio de indígenas de raza bronceada que, á pesar de los artificios empleados para desindianizarlos, su aislamiento parte forzado, parte voluntario, su adhesión á los antiguos usos y su desconfiada inflexibilidad de carácter les impedirán aun por largo tiempo particular de los progresos de la prosperidad pública. Insisto sobre estas diferencias entre los estados libres de la América templada y los de la América equinoccial para manifestar que éstas últimas tienen que luchar con obstáculos que dependen de su posición física y moral, para recordar que los países adornados por la naturaleza de la mas diversas y más preciosas producciones, no son siempre susceptibles de un cultivo fácil, rápido y uniformemente extendido.

Si se mirasen los límites que puede alcanzar la población como únicamente dependiente de la cantidad de la cantidad de subsistencias que la tierra puede producir, los más simples cálculos probarían la preponderancia de las sociedades establecidas en las bellas regiones de la zona tórrida; pero la economía política o la ciencia positiva de los gobiernos se desconfía de los números de vanas abstracciones. Los destinos que esperan a los Estados Unidos libres de América española son muy imponentes para que necesitemos hermosearlos con el prestigio de las ilusiones y de cálculos quiméricos.

AREA Y POBLACIÓN

Para fijar la atención del lector sobre la importancia política de la antigua Capitanía general de Venezuela empezaré por compararla con las grandes masas en que se agrupan hoy les diferentes pueblos del Nuevo Continente; porque elevándose á miras generales puede uno lisongearse de dar algún interés sobre el detalle de los datos estadísticas que son los elementos variables de la prosperidad y del poder nacional. Entre los 34 millones de habitantes que ocupan la vasta superficie de la América continental (en este número se comprenden los indígenas salvajes é independientes), se distinguen, según las tres razas preponderantes, 16 millones en las posesiones de los Españoles­Americanos, 10 millones en las de los Anglo-Americanos, y casi cuatro millones en las de los Portugueses-Americanos. Las poblaciones de estas tres grandes divisiones están actualmente en la proporción de 4, 2 1/2, 1; mientras que la extensión de la superficie en que se encuentran estas poblaciones son como los números 1, 5, 0,1 La Área de los Estados-Unidos es casi de una cuarta parte rica española es también una cuarta parte mas extensa que la Europa entera. Los Estados-Unidos (1) tienen la misma población que la América española y su extensión y territorio es mas de la mitad mas pequeño. El Brasil contiene, hacia el este, países talmente desiertos que, en una extensión un tercio mas pequeña que la superficie de la América española, su población está en razón de 1 á 4. El siguiente cuadro contiene los resultados de un ensayo que he hecho, en unión con M. Mathieu, miembro de la Academia de ciencias y del despacho de longitudes, para valuar por medios precisos la extensión de la superficie de los diferentes estados de la América. Para este objeto nos hemos servido de mapas que hemos rectificado, según los datos que hemos publicado en la Recopilación de observaciones Astronómicas. Nuestras escalas han sido generalmente demasiado grandes por no descuidar espacios de 4 á 5 leguas cuadradas, y hemos creído llevar la precisión hasta este punto para añadir la incertidumbre de la medida de los triángulos, trapecios y tortuosidades de las costas, á la que resulta de la incertidumbre de los datos geográficos.

EXPLICACIÓN

He tomado la extensión de toda la América meridional, tomando por limite la extremidad oriental de la Provincia de Panamá, de 571,290 leguas cuadradas, de la cuales la parte Panamá y la provincia de Veragua), el Perú, Chile y Buenos-Aires (sin las tierras magallanes), comprenden 271,774 l. c; las posesiones portuguesas 256,990 l. C; las Guayanas inglesas, holandesas y francesas 11,320 l. c; y las tierras patagónicas al sur del Rio-Negro 51,206 l. c. Los siguientes números que indican grandes extensiones de superficie, pueden servir de término de comparación Europa 304,700 l. c; imperio ruso en Europa y Asia 603, 160 l. c; parte europea del imperio ruso, 138,116 l. c Estados­Unidos de América 174,310 l. c. Todas estas evaluaciones están hechas en leguas cuadradas de 20 al grado ecuatorial ó de 2855. He adoptado esta medida en la Relación histórica de mi viage por qué las leguas marinas, de tres millas cada una, serian mucho mas fáciles á introducir uniformemente como medida geográfica en los pueblos comerciantes de la América española, que las leguas legales y leguas comunes de España, que son de 26 ½ y de 19 al grado. En mi Ensayo político sobre el reino de Nueva-España, das de 25 al grado al modo de la mayor parte de las obras estadísticas publicadas en Francia. Recuerdo estos datos, porque muchos autores modernos, al copiar las evaluaciones de superficies que contiene mi Ensayo político, han confundido en sus reducciones las leguas de 25 al grado con las leguas marinas y geográficas; confusión tan deplorable como la de las escalas termométricas centígradas y octogesimales. Al lado de un elemento invariable, como lo es el del área que depende del grado de exactitud de las cartas, he puesto otro elemento bien incierto que es el de la población Los datos siguientes aclararán este punto que, con razón, ha podido llamarse por mucho tiempo plenum opus alae. Hay números en el estudio de la economía política como hay elementos de la meteorología y tablas astronómicas; los cuales adquieren progresivamente precisión y lo mas comúnmente es menester detenerse á los números limites. 


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