La caricatura en Colombia a partir de la independencia

Curaduría
Beatríz González Aranda

Casa Republicana

diciembre 2
2009

junio 15
2010

José María Espinosa
Primer caricaturista colombiano

Por Beatriz González Aranda

José María Espinosa (1796-1883) practicó el género de la caricatura durante toda su vida. Hijo de criollos, su abuelo paterno llegó de España a Santafé de Bogotá a mediados del siglo XVIII para desempeñar el cargo de Fiel de la Casa de Moneda. Su familia estaba relacionada con el círculo de intelectuales que más adelante lucharían por la independencia, como los Morales Galavís, los Torres Tenorio, los Ricaurte y los París.

De su dedicación a la caricatura quedaron testimonios en sus Memorias. En el primero de ellos, el pintor se hallaba reducido a prisión, y aunque las circunstancias de los reclusos eran dolorosas —agravadas por sus defectos físicos y sus recientes lesiones de guerra— se admitía la burla como entretenimiento; el objetivo expreso era la diversión. Desde la cárcel y durante su huida le otorgó a la caricatura carácter político al burlarse del jefe de la prisión, Laureano Gruesso, en cuyas manos estaba su vida: “Quedó tan parecido y tan ridículo, que fue motivo de larga chacota y risa todo el día”15. Hizo caricaturas también de los tinterillos y de sus propios perseguidores que lo buscaban con insistencia en los pueblos.

La serie de retratos de perfil de Espinosa y de su familia se inspiraron en la obra de Johann K. Lavater (1741-1801) sobre la relación entre lo físico y el carácter del ser humano. En el autorretrato —hecho seguramente alrededor de los 25 años— se observan los labios gruesos y la prominente nariz aguileña que lo caracterizaban, esta última objeto de una estrofa burlesca escrita por Ramón Guerra Azuola cuando estaban prisioneros en Popayán (1816): “En esta triste asamblea,/ La cosa más primorosa/ Es la nariz de Espinosa/ Y la boca de Correa”.

15. José María Espinosa, op. cit., pp. 163-164.