La caricatura en Colombia a partir de la independencia

Curaduría
Beatríz González Aranda

Casa Republicana

diciembre 2
2009

junio 15
2010

Fantoches: Sus antecedentes y el mito del poder de la caricatura

Por Beatriz González Aranda

La Semana Cómica

Fue la primera revista humorística de la década de 1920. Circuló semanalmente desde el 15 de mayo de 1920 hasta el 25 de marzo de 1925. Su director literario fue Víctor Martínez Rivas, y el director artístico Pepe Gómez: tenía 10 páginas ilustradas con las técnicas de xilografía —para las viñetas—, fotograbado y clisé.

En el primer editorial se refirió a la risa. Consideraba que su institución era “la casa de la risa”, donde los lápices inquietos de unos cuantos tomaban las medidas de los ojos y las bocas de sus víctimas. Siguió a Rabelais al asegurar que “reír es propio del ser humano”. La Semana Cómica fue una revista de crítica social y política que informaba los hechos de la semana con humor, por medio de parodias de la literatura clásica —Shakespeare, Cervantes—, la Biblia, y además utilizaba con frecuencia la vertiente colombiana del costumbrismo.

Uno de los temas de la revista, durante el Gobierno de Marco Fidel Suárez, fue lalibertad de imprenta. Los iconos más usados en las caricaturas fueron el tren, el circo romano, algunos animales (el caimán y los micos), la muerte, la patria, la res-pública. Además, se utilizaron recursos de tipo costumbrista como la gallera, los toros, las cometas, la fiesta de san Pedro y san Juan en el Tolima.

Los caricaturistas de La Semana Cómica fueron Pepe Gómez, durante los primeros años, hasta 1922 cuando viajó a la Argentina con su hermano Laureano; E. Muñoz, quien muchas veces actuó también como fotógrafo para reproducir las gráficas críticas de Gómez. Entre 1923 y 1925 casi la totalidad de las caricaturas de La Semana Cómica, fueron de Alejandro Gómez Leal (1903-1979).

Aunque se presentó como una revista de sátira social con temas locales, su énfasis fue la política y en particular las elecciones. La sátira estaba dirigida hacia el Gobierno y los partidos políticos. Pedro Nel Ospina era el seguro candidato a la presidencia de la República. Las gráficas críticas le daban un buen recibimiento hasta que llegó la crisis económica y le recriminaron el mal manejo del recién fundado Banco de la República y lo acusaron de permitir el robo de esta entidad.

De nuevo aparecieron la denuncia del intervencionismo y las acusaciones, tanto al presidente Marco Fidel Suárez como a los políticos liberales, de entregar la res-pública (república) al Tío Sam. El momento histórico de la caída del presidente Suárez se convirtió en un manjar para los humoristas.

Buen Humor

El periodista Guillermo Pérez Sarmiento fundó el 16 de septiembre de 1922 la revista Buen Humor. La idea surgió en una reunión de Pérez con el artista Alberto Arango, suefímero colaborador. Lo siguió Ricardo Rendón, a quien se le debe la primera carátula dedicada a Pedro Nel Ospina. Rendón desistió de la empresa poco después.

Adolfo Samper se encargó de la impresión gráfica. Estudió en la Escuela de Bellas Artes, en 1913, donde, al igual que Pepe Gómez, aprendió la técnica de xilografía. También inventó un tipo de diseño que daba la apariencia de la talla en madera al que le dio el nombre de “maderas Samper”. Fue ilustrador de Universidad y de El Gráfico y caricaturista de Cromos. En Buen Humor utilizó los seudónimos de Rosas y Zuhé. Presentó la Misión Kemmerer, que asesoraba al Gobierno para la fundación del Banco de la República, en gráficas de tipo modernista.

Sal y Pimienta

Con esta revista semanal, humorística, de crítica política y social, inició su actividad en el campo de la gráfica crítica el abogado Manuel José Jiménez, oriundo de Jenesano, Boyacá, cuya actividad periodística surgió en la revista Patria, creada en colaboración con el intelectual Armando Solano. La revista, nacida al final del Gobierno de Ospina, se dedicó a importunar al mandatario y a recordarle sus errores políticos y gubernamentales. Sal y Pimienta circuló en Bogotá desde el 13 de marzo hasta el 26 de junio de 1926. Solo se publicaron dieciséis números. La fotografía, la xilografía y el clisé fueron las técnicas usadas para las caricaturas y las demás ilustraciones. Los caricaturistas conformaron un grupo heterogéneo en el que sobresalió Alejandro Gómez Leal, quien realizó la mayoría de las gráficas. Pepe Gómez elaboró muy pocas pero su estilo influyó en las sátiras políticas.

Aunque los temas políticos resultaron repetitivos, casi monotemáticos, los sociales eran variados y se intercalaban con cuestiones capitalinas como la Asamblea, el Consejo municipal, los lunares de la ciudad, los inquilinos, los problemas de higiene, tales como la intoxicación de pescado en Semana Santa, el hospital San Juan de Dios, la escasez de agua, la liga pro borrachera; tocaba también asuntos de economía doméstica como el alto precio de la papa, el alza de la leche; los pobladores de la ciudad como los estudiantes e intelectuales, los extranjeros, las mujeres vanidosas y atrevidas y el empleado público.

Durante los agasajos al presidente electo, Miguel Abadía, los conservadores le ofrecieron un banquete en su honor. La revista presentó a los comensales Abadía y Pedro Nel Ospina, de pie, y a Jorge Roa, Jorge Holguín y Marco Fidel Suárez, de espalda. Todos tienen sus cuchillos y tenedores listos para trinchar. El pollo que van a comer tiene el rostro del ministro de Obras Públicas, Laureano Gómez.

Pedro Nel Ospina alista sus pertenencias para abandonar palacio. La caricatura lo muestra empacando o “empaquetando”, como dice el texto, antes de que llegue Abadía. Lo ayuda una empleada muy elegante que sostiene en sus manos unos pantalones remendados. Aparecen un baúl y un colchón, dentro del cual está guardado un fusil. Contra la pared se observa recostado un cuadro de la Virgen y, detrás de él, una bolsa con dinero. En el suelo hay unas armas y el cuadro de un santo. Al otro lado hay un grupo de objetos personales: los zamarros, una bacinilla, una caja con la marca ‘Touchet’, una peinilla desdentada, un aparato de poner lavados, una barbera, etc. En otro grupo hay ropa sin doblar. Una cortina azul le da un aspecto agradable a la caricatura.

La aparición de Fantoches

Comenzó a circular en Bogotá quince días después de que se clausuró Sal y Pimienta. El director y propietario fue también Manuel José Jiménez y se editaba en los mismos talleres. Fantoches se inició como una revista humorística, de crítica social. Su objetivo era “salir a divertir un poco al público. A hacer algunas monerías, algunas piruetas espirituales que distraigan un poco la murria de Bogotá y parte de Facatativá; para tomarle el pelo a los políticos, criticaremos de la moral más absoluta cuanto haya de criticable”35. Los colaboradores eran escritores, tanto de la capital como de provincia, reconocidos por su agudeza verbal. Inicialmente, y hasta el número seis, la revista trató temas de tipo social; a partir del número siete se ocupó de asuntos políticos. Y es en ese momento, a un mes de haber sido fundada, en que Manuel José Jiménez comenzó a dar rienda suelta a su verdadera y secreta intención: atacar al Gobierno, burlarse de la clase política, denunciar los peculados de las trasnacionales con los empresarios y políticos colombianos. Sus portadas son fiel muestra de la debilidad de un Gobierno que permitía la violencia y la corrupción. Fantoches se publicó durante el fin de la Hegemonía conservadora.

El primer autor de las caricaturas de Fantoches fue Alejandro Gómez Leal, aunque se afirma que era el mismo director quien dibujaba algunas de ellas. Gómez Leal estudió en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá, fundó una oficina de publicidad en 1925, colaboró en El Gráfico, Mundo al Día, Semana Cómica, Sal y Pimienta y Cromos.

El desarrollo técnico de Fantoches como reproducción manual se debió a una técnica única en el país, una invención de Pepe Gómez que consistía en utilizar como plancha de grabado sus dibujos en papel mantequilla. También se usó el fotograbado. El mayor número de caricaturas políticas de Fantoches fue de Pepe Gómez, del cual se han encontrado los bocetos originales. Ocasionalmente colaboraron Lisandro Serrano (1920-1960), Adolfo Samper, (1905-1991) Roca G. (sin datos), Scandroglio (activo de 1920 a 1940) Ricardo Rendón, Juancé (Juan C. García, sin datos) y Jorge Hernández Posada (Gallo, sin datos)36.

Ideología de Fantoches

La revista denunciaba a los políticos colombianos que se vendían a postores internacionales. Las caricaturas de Fantoches sobresalían por su posición ética; por ello, uno de los temas reiterativos fue la cuestión del petróleo: en una carátula utilizó la iconografía de las láminas populares que representan la muerte del justo y del pecador. El pecador es Juan Antonio Montalvo, mientras el capitán Flanagan, agente de una petrolera británica, como el diablo de Flanagan espera para llevárselo.

Fantoches relacionó la violencia en Colombia con la política petrolera. En los primeros días de noviembre denunció al Gobierno por el Proyecto Heroico, que tenía que ver con la seguridad del país a través de las armas, y que recibía apoyo de quienes pensaban apropiarse de la riqueza petrolera.

Una carátula muestra al Tío Sam cuando asalta a Colombia por el petróleo del Catatumbo. Entretanto, se ven, pequeñitos, el presidente dormido, el ministro de Guerra, Ignacio Rengifo, quien toma trago y tiene un puñal, otro ministro trabaja y José Antonio Montalvo, cojo y con muletas, explica la política petrolera a un salón de clase cuyos alumnos son unos burros.

Fantoches denunció la humillación de los periódicos ante los Estados Unidos; Herbert Hoover, quien llegó a ser presidente de los Estados Unidos en 1929, escribe la palabra “petróleo” con el humo de su tabaco.

Juan Bizonte, como llamaban al dictador venezolano Juan Vicente Gómez, se muestra en la revista muy divertido bailando can can y proyectando negocios petroleros con el general liberal Leandro Cuberos Niño y con Alfredo Vásquez Cobo, candidato a la presidencia por el Partido Conservador.

A Fantoches le correspondió reseñar la huelga de las bananeras. Un año después, Abadía, como lady Macbeth, no se puede limpiar la culpa. Jorge Eliécer Gaitán, investigador de la masacre de las bananeras, pronuncia discursos que producen zambras en el Congreso.

Al igual que Bogotá Cómico, la revista Fantoches fue de una marcada tendencia arielista. La influencia de Rodó, y de su obra Ariel, se tradujo en una actitud americanista que se burlaba de quienes no creían en el talento nacional, y, a la vez, rechazaba el imperialismo yanqui en América Latina. Había un compromiso político para detectar todo tipo de imperialismo, bien fuera inglés, alemán o francés, para evidenciar la fragilidad de las naciones centro y suramericanas.

El problema de Nicaragua fue muy destacado en Fantoches. La revolución de Sandino se miraba con simpatía y el bombardeo de Calvin Coolidge debía ser condenado por la civilización. La VI Conferencia Panamericana (1928) en La Habana, inaugurada por Coolidge y a la que asistió como delegado Enrique Olaya Herrera, muestra la humillación de Colombia.

Fantoches con Alfonso López Pumarejo y Laureano Gómez

Un tópico original de las caricaturas de la revista fue el ataque a la corrupción de la prensa. Quienes salieron bien librados fueron Laureano Gómez, por razones obvias, y Alfonso López Pumarejo. A López se lo trataba con simpatía. La fama de las conferencias de Laureano Gómez y Alfonso López Pumarejo en el teatro Municipal permitió a Fantoches celebrar las tesis de este último.

La revista estaba consciente del fin de la Hegemonía conservadora y, por tanto, denunciaba los esfuerzos de Miguel Abadía para que el conservatismo continuara en el poder y se mantuviera el ideario de Miguel Antonio Caro.

Las caricaturas hablaban del entierro de la Hegemonía conservadora con diversos estilos, académicos o modernistas. Una nota titulada “1929” decía así: “‘Esto se va’ es la conocida frase que todo el mundo tiene hoy en los labios en cuanto piensa en el régimen de Abadía, en la candidatura del general Marmato [Vásquez Cobo] o en los empréstitos americanos”37.

La mirada social de Fantoches

Fantoches trató otros aspectos como el socialismo, por el que mostraba simpatía, denunció la inmoralidad de la rosca conformada por el Ministerio de Obras, la Gobernación y la Alcaldía. Manifestó su opinión con relación al clero y su injerencia en la política; comentó gráficamente acontecimientos nacionales e internacionales como el arribo del aviador Benjamín Méndez a la capital. El tren y el avión eran símbolos del progreso en Colombia. La mujer fue motivo de homenaje y de crítica: María Cano fue protagonista de caricaturas y su figura se trataba con gran respeto; las telefonistas en huelga, las viudas de la ley heroica, por un lado y las chicas fáciles que se agachan mostrando indecentemente lo que no deben, por el otro.

Los temas culturales también tuvieron cabida en sus caricaturas: las discusiones sobre nacionalismo e internacionalismo en la música —entre Guillermo Uribe White y Murillo—; sobre artes plásticas con Ramón Barba, en la Escuela de Bellas Artes; sobre literatura con las conferencias de Baldomero Sanín Cano, Armando Solano y los modernistas como Eduardo Castillo.

En cuanto al arte, se reconoce que mientras los pintores se estacionaban en el academicismo y los “cromos sabaneros”, Fantoches recibía por medio de Scandroglio, Serrano y el mismo Gómez, al cubismo, al futurismo y a las tendencias recientes. Fantoches y la caricatura se convirtieron en precursoras del arte moderno en Colombia. Miguel Escobar define la caricatura como “vanguardia clandestina”38.

¿Puede la caricatura tumbar Gobiernos?

La revista Fantoches circuló ininterrumpidamente durante seis años. Recibía correspondencia de todo el país. Era una revista liberal, sensible al nacimiento de las ideologías. Apoyaba el socialismo. Sin embargo, su mayor preocupación era el intervencionismo norteamericano en Colombia, Centroamérica, el Caribe y toda América del Sur. Ante la producción de Rendón y ante empresas como Fantoches, con tal capacidad de virulencia contra el Gobierno, surge la pregunta: ¿puede una caricatura tumbar Gobiernos? Se afirma que Rendón tumbó a Abadía y a la Hegemonía conservadora con sus caricaturas. Se ignora el papel que pudo jugar Fantoches durante sus seis años de existencia (1926-1932) ante la opinión nacional en el tránsito de la Hegemonía conservadora al Gobierno liberal. Se dice que Fantoches subió a Olaya Herrera y después cerró el periódico. En realidad, la crisis económica de 1930 arruinó al señor Jiménez y tuvo que cancelar su empresa.

La herencia de Fantoches: La Guillotina y Anacleto

La Guillotina

El ejemplo de Fantoches repercutió en las revistas de humor del decenio de 1930: el primero de febrero de 1932 comenzó a circular La Guillotina, una revista de humor gráfico que llegó a publicar 166 ejemplares y cuyo último número apareció el 24 de agosto de 1935.

El tema obligado de las caricaturas era la guerra con el Perú, el Tratado Salomón-Lozano y la Conferencia de Río de Janeiro. La revista se declaró en contra de la paz de Río de Janeiro, y culpaba a los centenaristas y a El Tiempo del fracaso del país: “La generación del centenario acaba de confirmar de manera absoluta, definitiva y rotunda, que su existencia precisa un capítulo funesto de dolorosa ignominia, en la historia colombiana (...) Panamá... 1903... [...] Leticia... 1933... [...]”.

La Guillotina se ocupó de atacar el liberalismo recién llegado al poder, a nombre de un liberalismo de izquierda, moderno, que apoyaba la Casa Liberal donde se reunían los sindicatos.

En cuanto a la presentación, La Guillotina siguió el ejemplo de Fantoches en el papel, las tintas y las técnicas de impresión de xilografía, fotograbado y clisé. Se reprodujeron fotografías que representaban desnudos de mujeres. El número de caricaturas disminuyó sensiblemente en comparación con las revistas que la antecedieron.

La Nueva Guillotina

El primero de octubre de 1933, fruto de una disputa en el seno de La Guillotina, comenzó a circular La Nueva Guillotina, otra revista de humor, editada en los talleres Marconi y publicada hasta 1935. Desde el comienzo se acusaron mutuamente, una de conservadora y la otra de comunista. En el número 91 de la primera, del 14 de diciembre de 1933, apareció como subtítulo: “Revista netamente liberal, no comunista”, y en él acusaban a La Nueva Guillotina de disfrazarse de liberal, alertando sobre el peligro comunista.

Esta última consideraba que la redención humana estaba en manos de Lenin y de Jesús.

Anacleto

Anacleto, revista semanal humorística, nació el 9 de agosto de 1935. Publicó en Bogotá 53 ejemplares durante un año, hasta el 6 de agosto de 1936. La mayoría de las gráficas críticas aparecen sin firma. Por el estilo es posible identificar a Pepe Gómez, quien se considera fue su principal caricaturista. Algunas tienen la rúbrica de Mickey Mouse, uno de sus seudónimos reconocidos, y de Tío Sam, otro de sus posibles sobrenombres.

El tema constante de la publicación fue el presidente Alfonso López, quien aparece en compañía de su “estrellita” Alberto Lleras como en un espectáculo musical norteamericano de Shirley Temple y su empresario. Anacleto advirtió a López para que no siguiera el camino de Olaya; este último se iba y le dejaba a López la muerte como herencia. Otro tema que trató fue la guerra con el Perú y se declaró abiertamente en contra del Protocolo de Río de Janeiro. La revista acusó al presidente López de alcoholismo y de su relación con la masonería. Con sus caricaturas pretendía demostrar que la masonería y el comunismo iban a acabar con el país: “El 7 de agosto de 1930 marcó el declive de todos los valores morales”39. Esa es la fecha en que llegó el Partido Liberal al poder.

Anacleto siguió el ejemplo de La Nueva Guillotina y publicó un almanaque, en 1936. Allí se representó un gran desfile donde aparecieron, de manera grotesca, todas las figuras del liberalismo.

La revista defendió a los caricaturistas. Cuando Pepe Gómez fue acusado por El Tiempo, de haber plagiado en El Siglo una caricatura extranjera, Anacleto respondió: “El caricaturista Jack Monkey condenado a pena de reproducción en El Tiempo por su infeliz caricatura del palmípedo Soto del Parral [Jorge Soto del Corral] que adaptó genialmente de un periódico americano”. En otra ocasión terció a favor de Alberto Arango.

Anacleto se subtituló como “revista semanal humorística de comentarios políticos y sociales” y, aunque se declaró conservadora en el primer editorial, en sus consignas demostró una orientación socialista. Fue una revista que hostigó a liberales y conservadores “puesta al servicio de las clases desvalidas y trabajadoras”; “coloca su esperanza en las jóvenes falanges izquierdistas que le tocará el momento de volver por los fueros del decoro nacional”. En el ideario de la revista hay una confusión entre el conservatismo y la izquierda.

La voltereta ideológica de Pepe Gómez es interesante: se inició en 1911 en Sansón Carrasco, publicación conservadora, donde produjo gráficas críticas impregnadas de dogmatismo. Prosiguió con Bogotá Cómico donde lanzó sus ataques a la Hegemonía conservadora, que se reanudaron en Semana Cómica y Sal y Pimienta, y culminaron en Fantoches, inclinada hacia el liberalismo y el socialismo. En las últimas revistas La Guillotina y La Nueva Guillotina mostró su animadversión hacia el liberalismo triunfante y su simpatía hacia el comunismo en una y en la otra hacia el fascismo. Anacleto, El País y El Siglo mostraron un Pepe Gómez conservador, que viró hacia la derecha hasta llegar de nuevo al dogmatismo.

Pepe Gómez murió el 1.o octubre del mismo año en que se suspendió la circulación de Anacleto (1936). El caricaturista colaboró simultáneamente en El Siglo y en Anacleto. Mientras El Siglo vivía la euforia de sus primeros meses, Pepe Gómez y Anacleto terminaban casi simultáneamente su existencia.

Las revistas de humor crítico se difundieron por el país y dieron ejemplo de ética. En Cali se fundó El Gato (1935-1945) un semanario de humor que causaba estragos al denunciar la corrupción. “Muchos funcionarios debieron dejar sus cargos ante los severos ataques que allí se publican”40. Su propietario y director era Francisco González (Frisco). Se puede afirmar que en la década de 1930 tuvo lugar, gracias a las empresas formadas por las revistas, el nacimiento de la profesión de caricaturista.

35. Fantoches, Bogotá, nº 2, julio 3 de 1926.

36. NA: La gran cantidad de seudónimos impide el reconocimiento completo de sus autores.

37. “Don fulano de tal”, en: Fantoches, Bogotá, nº 185, diciembre 28 de 1929.

38. Miguel Escobar Calle, “Aproximación a la obra de Pepe Mexía”, en: Pepe Mexía. Catálogo. Historia de la caricatura en Colombia/1, Bogotá, Banco de la República, 1986, p. 10.

39. Anacleto, Bogotá, nº 7, septiembre 20 de 1935.

40. Hugo E. Velasco A., Periódicos y periodistas de Santiago de Cali (1838-1986), Cali, Colección Cabildo, tomo V, 1988, p. 32.