Independencia

“La mañana del día 11 se presentó el pueblo en masa delante del palacio de Gobierno pidiendo con repetidos clamores la declaración de nuestra absoluta independencia”.

El Argos Americano
10 septiembre de 1810 y 18 de noviembre de 1811

“Excelentísimo Señor
He recibido de los habitantes de este Pueblo, y a los de Nobsa, Pasca, Betéitiba, Gameza, Mongua, Topaga y Mongui el juramento de absoluta independencia acordado por el ilustrísimo colegio Electoral Representativo, que V. E. tuvo la bondad de cometerme […] aunque hice los esfuerzos que estuvieron a mi alcance para llenar integramente la orden del Gobierno, me fue imposible conseguir de todos el juramento. No porque hubiese que lo repugnara; sino por hallarse muchos a la sasón fuera de sus distritos, entretenidos en sus particulares negociaciones […] El singular entusiasmo que advertí en los Pueblos de mi comisión por la independencia, estabilidad, y progresos de la República me ha hecho sentir las más lisonjeras sensaciones…”.

Juan N. Azuero
Tota, 12 de marzo de 1814

“Los españoles europeos y los americanos arrojados de otras provincias por opuestos al sistema liberal hallan en la de Cundinamarca un asilo en que viven seguros, y disfrutan con preferencia a cualquiera otro de los beneficios de la sociedad. Por el contrario, los americanos adictos a la independencia se ven oprimidos, perseguidos y vejados; no tienen a quién dirigir sus quejas y están a la merced de los malvados y criminales; de día y de noche cruzan por las calles de la capital de la provincia patrullas armadas, no con el reto de contener los excesos, ni de conservar el orden y la tranquilidad, pues ellas presencian con impavidez el que un enemigo de la causa americana, o un partidario de la facción, injurie a un ciudadano honrado, si no con el de privar del trato social y oprimir a los que manifestaban adhesión al sistema liberal y a la unión de este Estado con los demás de la Nueva Granada”.

“Relación de los sucesos ocurridos en la provincia de Cundinamarca durante el mes de noviembre de 1814 con respecto al gobierno de las Provincias Unidas” Gaceta Ministerial de Cundinamarca, no 204, 29 de noviembre de 1814

“Señor, el tiempo de las revoluciones políticas es el más apropósito para las reformas. Los espíritus están más dóciles, y la presencia de los peligros obtiene el interés y de las pasiones los sacrificios que en la calma de la paz no conseguirán las virtudes. V. A. ejerce este gran poder, entonces es que merece el más bello, el más augusto título que puede darse al hombre. El de legislador de sus conciudadanos. Se ha reformado el Acta Federal, es decir las leyes fundamentales, y el primer monumento de la independencia de las Provincias. Se ha reformado el departamento de justicia estableciendo una nueva Corte Suprema, que por su elevación y atribuciones se halla muy distante de lo que fue la antigua Real Audiencia. Se ha reformado la ordenanza militar introduciendo una nueva disciplina y una táctica que aquella no conoció. Y solo en el departamento de hacienda se resisten las reformas por temor de peligros que yo no preveo, por causas ocultas que yo no conozco”.

“Voto del diputado Miguel de Pombo sobre el arreglo de la Contaduría General de las Provincias de La Nueva Granada” Argos de la Nueva Granada,
no 74, 5 de mayo de 1815

“El Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada:

Habiendo meditado en varias de sus sesiones, y considerando necesario y de la más alta importancia para la República:

1º. Que la Nueva Granada, en la noble condición y actitud política a que se ha elevado, sea conocida por las naciones extranjeras con el carácter propio de un estado independiente.

2º. Que los actos de la autoridad constituida por la voluntad de los pueblos se manifiesten marcados con los atributos de la soberanía.

3º. Que consignándose en los monumentos públicos la augusta memoria de la independencia de la Nueva Granada, se trasmita a la más remota posteridad”.

El Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada
Ley determinando el escudo de armas 14 de noviembre de 1815

“…ha decretado el Excelentísimo Señor Vicepresidente de la República de la Nueva Granada, Francisco de Paula Santander, que los curas del Arzobispado hagan rogativas a los santos patrones de cada pueblo, canten letanías, y las preces acostumbradas y exhorten a sus vecinos haciéndoles ver que el sistema de la Independencia es conforme a la doctrina de Jesuchristo y por consiguiente que no son herejes los que lo siguen…”.

Sermón del cura de Turmequé
26 de diciembre de 1819

“Un otro error ha sido muy común en nuestra revolución. Hemos confundido la libertad y la independencia. Queríamos ser independientes del gobierno español, y queríamos al mismo tiempo gozar de los derechos de los hombres libres, como si hubiéramos quedado ya independientes. No nos contentábamos con que los españoles no fuesen nuestros amos: queríamos que la libertad estuviese tan perfectamente establecida, como la veíamos en la América del Norte al cabo de muchos años […] El establecimiento de una autoridad única, que abraza los ramos de guerra y hacienda, la dependencia absoluta e inexcusable en que ha puesto a los jefes de las provincias, la necesidad de que éstos sean oficiales del ejército acostumbrados a obedecer las órdenes de su general; la separación que ha hecho de la parte contenciosa, poniéndola a cuidado de tribunales y jueces letrados, todo prepare la marcha gloriosa de la Nueva Granada al término de su independencia”.

Francisco de Paula Santander
“Las diferencias del gobierno en la guerra y en la paz”, en Jaime Jaramillo Uribe, Antología del pensamiento político colombiano, 1970.

“Hasta entonces parecía que la futura suerte de los pueblos de la Costa Firme y de la Nueva Granada, que se habían declarado independientes, estaba únicamente fincada en el feliz éxito de las batallas. El Gobierno de la Madre Patria no había dado la menor señal de que pudiera haber una transacción con las provincias ultramarinas que peleaban por asegurar su independencia y libertad. Habíase amenazado a sus habitantes con la destrucción y la muerte; amenazas que se llevaron a efecto más de una vez; y ellos, tan firmes y tenaces como sus padres, respondieron con el mismo grito de muerte y desolación contra los españoles europeos. La humanidad gemía en vano al ver tanta irritación de las pasiones que la discordia civil exaltaba entre padres e hijos”.

José Manuel Restrepo
Historia de la revolución de Colombia, 1827

 Firmando solamente con las letras iniciales de su nombre, J. B. M., un novohispano publicó en la imprenta de don Alejandro Valdés, situada en la ciudad de México del año 1820, un folleto titulado Verdadera explicación de la voz Independencia. Se proponía rebatir los argumentos del escritor que recientemente había publicado en esa misma ciudad un papel titulado Independencia. Considerando que se trataba de “una voz que tanto halaga la imaginación de todos los hombres”, intentó inhibir que de ella fuesen extraídos malos entendidos y “conclusiones monstruosas”. Este novohispano distinguió dos significados de la palabra independencia: el primero se inscribía en el ámbito del individuo, pues quería decir que cada uno podría hacer lo que se le antojara, sin sujetarse a ninguna clase de autoridad, sobre el supuesto de la propensión natural de los hombres a la libertad y del sumo horror que les provocaba todo aquello que intentaba sujetarla. Este concepto podría hacer de cada americano un déspota y de su situación en un estado fuente de su infelicidad, a menos que cada individuo cediera una parte de su libertad natural al estado, quien establecería las condiciones de la libertad civil y dirigiría la conducta de todos fundándose en la ilustración y la justicia.

El segundo significado era “la facultad que tiene una nación para salir de la dominación de otra”, que en el ámbito general significaba la de toda la América respecto de España. En este sentido, la independencia nacional podría ser buena o mala, según las circunstancias y las ventajas que podría obtener “de ser gobernada por sí misma”, antes por otra nación dominante. En su opinión, la independencia sería útil tanto a América como a España, pues para ésta sería mejor dejar a la América independiente, aliada y amiga, “sacando de ella cuanto provecho pudiera al tiempo de declararle su emancipación”, que perderla en una circunstancia de conquista por otra potencia europea, o por los angloamericanos. De éstos ya se temía que después de apropiarse de las Floridas se introdujeran más y más en el territorio mexicano. Otra ventaja de la independencia americana sería el tránsito de su gobierno monárquico al republicano, con lo cual su resorte principal sería la virtud republicana del amor a la patria y no el fanatismo monárquico del honor.

Fuente:
J. B. M., Verdadera explicación de la voz independencia, Méjico, en la oficina de D. Alejandro Valdés, 1820. 8 p. 20 cms.

Armando Martínez
Historiador
Febrero 2010

Autonomía Manoseada palabra que denota, diccionario aparte, independencia. En el más lato de sus sentidos invoca un Estado que no es tributario de otro ni dependiente de otro, que no guarda servidumbres. Y, sin embargo, no es sinónimo, quién lo creyera, de la palabra espejismo.

A esto aspiró un puñado de héroes americanos: a buscar un conglomerado de autonomías nacionales. Muchos de ellos lo hicieron hasta la muerte física o hasta la no menos física muerte política. Los escépticos dicen que la Independencia solo fue un cambio de piel, un cambio de dependencias y, por supuesto, una diferente falta de autonomía.

En 1793 Antonio Nariño traduce “Los derechos del hombre y el ciudadano” en sus diez y siete artículos y un año después inspira la “Conspiración de los pasquines” que exulta libertad. Ese ejercicio de autonomía lleva a presidio a Nariño, a otros patriotas e impresores.

A la vieja catequesis económica como recuerda José Luis Romero, y yo agregaría que a la religiosa, siguió la catequesis cultural. Y con ella, otro encabalgamiento de dependencias.

Quien dijo que la historia es el reverso del traje de los amos, tiene sobrada razón. En ese reverso nos negamos a dejar morir un anhelo de independencia que conserve su sesgo libertario, y en el mejor de los casos, autoricida. Un poco como ocurre con la poesía, que es la araña que sube por la escoba que la barre.

Juan Manuel Roca
Escritor
2010

Las definiciones con este simbolo fueron escritas especialmete para esta publicación.