Selección de obras de la colección del Banco de la República

Colombia y el Arte Pop

Nicolás Gómez Echeverri

El Pollock que le gustaba a Pluto, 1996
El Pollock que le gustaba a Pluto, 1996
Álvaro Barrios
Técnica mixta, sobre papel
140 x 60 cm
Colección Banco de la República

El Pollock que le gustaba a Pluto, 1996
Álvaro Barrios

En las obras de Álvaro Barrios, los personajes de las tiras cómicas y las gráficas de circulación popular habitan espacios fantásticos, que entremezclan un complejo surtido de referencias visuales que definen el medio intelectual del artista.

El collage El Pollock que le gustaba a Pluto reúne simultáneamente intereses diversos del artista Álvaro Barrios: el cómic, la historia del arte y formas narrativas de libre asociación cercanas a una práctica creativa surrealista. El collage ofrece una imagen que resulta intrigante por lo absurdo del diverso repertorio de referentes que el artista propone: sobre una reproducción de un paisaje de comienzos del siglo XX del pintor colombiano Francisco Antonio Cano ubica una imagen del perro Pluto —la mascota del ratón Mickey, reconocidas creaciones del dibujante Walt Disney—, sosteniendo sobre su espalda una reproducción reducida de una pintura abstracta del pintor estadounidense Jackson Pollock. Sobre esta pintura se encuentran ubicadas cuatro pequeñas láminas en las que aparecen distintas imágenes de niños con los rótulos “hambre”, “violencia”, “muerte” y “silencio”, que resultan bastante paradójicos dada la actitud cándida y obediente que aparentan los niños. Estas láminas son sostenidas por cuatro personajes femeninos idénticos, que también parecieran provenir del mundo de los superhéroes de las tiras cómicas. Así, este collage nos presenta la invención de una fábula donde conviven productos culturales de distintas épocas y diferentes lugares geográficos.

El collage propone una forma de asociación libre entre diversos componentes del entorno visual e intelectual del artista. Reúne un grupo de referencias heterogéneas provenientes del ámbito de producción visual de occidente: un paisaje academicista colombiano, una serie de ejemplos de ilustraciones gráficas populares y una reproducción de una obra perteneciente al expresionismo abstracto norteamericano de mediados del siglo XX. A través de las láminas, integra un comentario alusivo a lamentables condiciones sociales. Dada la aparente incoherencia y gracia del suceso que nos muestra, logra producir una inquietante sensación de extrañamiento y ansias por obtener alguna respuesta acorde con asociaciones lógicas.

En cuanto al uso del cómic en su trabajo, Barrios afirma haber conocido la obra del artista pop norteamericano Roy Lichtenstein después de haber realizado su serie de dibujos de los personajes de Dick Tracy en 1966. Aunque ambos recurren al cómic como medio popular para integrarlo al plano de las artes plásticas, sus resultados son bastante diferentes. Lichtenstein trasladaba los recuadros de tiras cómicas —con su respectiva trama— a formatos tradicionales de pintura de mayor tamaño, apropiándose de las características gráficas del medio impreso. Por su parte, Barrios utiliza los medios originales como partes de collage o como referencia de dibujo y color para crear personajes y situaciones. En sus propias palabras, le interesa “revelar la tira cómica como un nuevo género de arte”. En sus obras, Álvaro Barrios utiliza las tiras cómicas como protagonistas de escenarios fantásticos donde se entremezclan alusiones a la historia del arte —desde el Renacimiento hasta nuestros días—, quizás algún integrante de los Beatles o los Rolling Stones y de pronto algún elemento material como escarcha, lentejuelas o pedrería falsa que recuerda el vestuario de carnaval.

¿Qué es el Pop Art?
Es la modalidad artística que extrae de lo cotidiano los elementos para crear una obra, y que concede calidad estética a lo trivial, a lo superfluo, haciendo uso de la libertad de valoración que tiene todo artista.
¿Usted se considera, según eso, un Pop?
Yo soy un pintor nadaísta. Pero como el Pop es un arte de vanguardia, yo me identifico con él por razones que nada tienen que ver con la razón, sino con la sensibilidad, o como decían los surrealistas: con un cierto estado de furor.
¿Es el Pop un arte popular?
No hay que confundir el Pop con el folclor. Este sí es popular. En cambio el Pop es un arte serio, de humor negro y sutil, sólo para ser comprendido por una minoría. Aún en su seriedad, el Pop es un arte intrascendente.
¿Es el Pop una moda pasajera, o el arte del porvenir?
El futuro del Pop no me interesa. Yo evolucionaré hacia otras cosas mucho antes de que el Pop desaparezca, o degenere en academismo. Yo no me quedo en nada, me voy en busca de lo que vendrá, de lo que no existe todavía.
¿En qué radica actualmente la inspiración de su obra?
En revelar la tira cómica como un nuevo género de arte.

—Álvaro Barrios ent. por Gonzalo Arango, 1966. [1]

Álvaro Barrios
(Cartagena, 1945 - )

Álvaro Barrios realizó su primera exposición individual en 1966 en Bogotá. Desde aquel entonces, ha desarrollado una propuesta artística cuyas referencias e intereses han permanecido consecuentes y en constante vigencia hasta el día de hoy. Es definitiva la pasión por el dibujo que manifestó desde que era un niño cuando copiaba ilustraciones y anuncios, que además complementó con posteriores estudios en arquitectura y bellas artes. Resulta decisiva para el curso de su carrera artística la afición que, también desde pequeño, tiene a las revistas de tiras cómicas como Dick Tracy, Red Ryder o Superman con las cuales afianzaría simultáneamente su gusto por la gráfica y por la literatura. Así mismo, es determinante el contacto que durante su adolescencia en la ciudad de Barranquilla tenía con un grupo de escritores e intelectuales —denominados nadaístas— que defendían un pensamiento de ruptura que cuestionaba y estremecía los órdenes establecidos por las instituciones políticas, religiosas y culturales. A esto se le suma un particular interés que tiene por las experiencias místicas, el espiritismo y las imágenes oníricas, fomentado por la literatura surrealista. También un cabal conocimiento de la historia del arte que cultiva desde sus estudios en Perugia y Venecia en 1968. Además de concentrar estos intereses en un proyecto de creación artística, los ha aprovechado también en el campo de la investigación, la docencia y la curaduría.

Respecto a la cercanía que el trabajo de Álvaro Barrios tiene con los logros del arte pop norteamericano, vale recordar la estrategia sugerida en su serie denominada Grabados populares. Dicho grupo de obras consta de la publicación de dibujos y grabados de su autoría en medios de recepción masiva como diarios, revistas y sitios de Internet. Este deseo de difusión se vincula estrechamente con los ideales de Andy Warhol de lograr una propuesta que extendiera significativamente los alcances de recepción de la obra de arte.

Textos con referencia a la obra


Miradas contemporáneas sobre el paisaje

José Ignacio Roca en: Catálogo de la exposición El paisaje interpretado, un vehículo para recuperar el futuro. Exposición itinerante, Banco de la República. Curaduría: Rafael Ortiz.

[…] Álvaro Barrios ha tomado un paisaje de uno de los artistas más paradigmáticos del arte antioqueño, Francisco Antonio Cano —de la Colección Suramericana de Seguros— como base para una serie de pinturas y collages que llevan por título Los cincuenta caminos de la vida. Sus continuas referencias eruditas —tanto a la historia del arte como a la cultura popular— lo emparentan con la generación del pop norteamericano e inglés y, más explícitamente, con Lichtenstein y Hamilton en su recuperación de la estética y la lógica del cómic. Barrios ha tomado el arquetípico paisaje de Cano y lo ha convertido en ubicuo telón de fondo para una investigación sugerente, que se pasea con desparpajo por la historia del arte y la estética homoerótica, así como por las referencias a Duchamp y a la historia nacional. El Pollock que le gustaba a Pluto es representativo de esta serie y muestra cómo, a fuerza de ser repetido, el paisaje pierde protagonismo y pasa a ser una base cultural desde la cual es posible apoyar una investigación pictórica compleja.

Barrios sigue a Dick

María Margarita García
La Prensa, agosto 15 de 1996. P. VIII.

Álvaro Barrios, sentado en el suelo, rodeado de obras, vestido a la manera muy bogotana, sin sus habituales bermudas, envuelto en una gruesa chaqueta de gamuza, de jeans, con su impecable camisa de rayas y despojado de las camisetas con las que anda siempre en Barranquilla, trata de retroceder treinta años, se acuerda cuando en los sesenta no sólo hacía collages sino que reproducía tiras cómicas que para él y eran un arte serio e importante.

“Hace poco, cuando ponía a Dick Tracy, a Superman, a Batman en mis obras, sentía que estaba haciendo una recreación. Es decir que estaba volviendo a crear algo que ya existía en el arte”.

En esos años, cuando se escuchaba con atención Yesterday, se recordaban algunas de las obras de Andy Warhol, y aparecían por todas partes los labios rojos de Marillyn Monroe, Álvaro barrios había oído hablar del Pop Art, pero nunca había visto a Liechtenstein ni se preocupaba por el Pop.

“Supe que existía Liechtenstein sólo hasta 1966: después de mi exposición en Bogotá cuando los críticos asociaron mi obra a la de él. En esa época, los buenos libros de arte venían en inglés, la comunicación era más difícil que ahora, pero como siempre e sido investigador rápidamente supe qué era el Pop y quienes sus protagonistas, pero yo venía de Barranquilla con mi obra creada desde hacía tres años y sin saber qué era eso. Algo parecido le pasó a Beatriz González y los críticos nunca nos han creído. Pero a estas alturas de la vida a mí me da lo mismo. Pienso que no tienen nada de particular si en realidad o hubiera estado influido por el Pop cuando yo tenía 18 años”.

Esas obras tenían más que ver con su infancia cuando leía comics, los coleccionaba y armaba una especie de cámara de cine o linterna mágica donde hacía pasar las tiras cómicas que leía todos los días, que después recortaba y coloreaba con acuarela.

[…]

Esa expresión, para Álvaro Barrios también tiene que ver con la vida misma. “Es un conjunto de cosas. Las experiencias de la vida son las que más tarde se plasmarán en las obras. Las verdaderas obras de arte son autobiográficas”.

Esas historias construidas y reconstruidas por Barrios, se remontan a recrear obras de destacados personajes del arte universal.

Con esa visión, hace años reprodujo a su modo algunos paisajes del renacimiento, luego el protagonista fue Marcel Duchamp, pero nunca se fijó en los colombianos hasta hace tres años cuando vio en una galería un afiche de las obras de Francisco Antonio Cano.

“Estaba el cuadro original y al lado el afiche. Eran del mismo tamaño. Entonces pedí que me regalaran diez afiches, les quité las letras y me quedaron diez cuadros de Cano. Pude así desarrollar una fantasía que siempre había querido llevar a cabo aunque mi idea, aún es trabajar sobre un original”.

No buscó entonces la obra de un artista específico sino que le llegó por azar. “Ví el afiche que tenía la proporción apaisajada de mis obras. Tenía dos personajes que parecían tan fríos como los árboles que hacían parte del paisaje. Los tapé con la mano y vi un paisaje sin adornos como si buscara ser llenado por alguna fantasía”.

“Así como sucede con el trabajo de Max Ernst quien tomó elementos de diferentes partes y producía una emoción particular a pesar de que lo que había tomado era el intelecto no la técnica. Esto es algo que el público no aprecia mucho. Se piensa que el hecho de pegar papeles es una forma de ahorrar trabajo. Pero el mérito consiste en las asociaciones nuevas”.

Álvaro Barrios arma sus obras y expresa desde fantasías surrealistas hasta conceptos cargados de humor negro con los que no crea sueños sino que los destruye. Así Álvaro Barrios prefería tener sueños y no pesadillas. “A medida que fui madurando comprendí que la realidad circundante era de una fantasía poderosa y no siempre feliz”.

Sin embargo su interés no es el de producir una experiencia desagradable sino inquietante. Por eso los títulos complementan la imagen, a veces la contradice, a veces establecen una dialéctica.

[…]

El tiempo es tal vez el punto central de sus obras porque reintervienen los trabajos ya hechos, se introduce en el mundo actual, une el pasado y el presente.

[…]

Álvaro Barrios

Alberto Sierra Maya en: Catálogo 36º Salón Nacional de Artistas / Bogotá, mayo de 1996

[…] La magia de sus collages actuales radica en las situaciones estimulantes que suscitan y en su poder de convocar ideas fantásticas y creativas.

[…] pueden leerse como las páginas de un diario por donde desfilan parte de su singular sentido del humor, el interés por lo espiritual oculto en los símbolos del mundo aparente y la ficción puesta al servicio de su rara poética. Estos collages pueden ser considerados como un todo o como piezas aisladas, y a pesar de tratarse dee obras en dos dimensiones, poseen en realidad la presencia de objetos de gran magnetismo visual. El paisaje de fondo que ha usado Álvaro barrios para realizarlos es un reproducción litográfica comercial de un óleo de Francisco Antonio Cano pintado en 1892. Es la primera vez que Barrios se dedica a recrear la obra de otro artista colombiano y posiblemente este hecho marque el inicio de un ciclo en el cual ‘el otro arte nacional’ esté en la mira de su fantasía. De Duchamp a Cano hay un recorrido cogerente, aunque heterogéneo, que pasa por el kitsch, el arte acerca del arte, el surrealismo, el Pop, el Arte Conceptual y numerosos caminos más en los cuales, su inquieto caminante, seguramente se moverá de nuevo como pez en el agua.

[…]

Álvaro Barrios

entrevista con Gonzalo Arango, 1966

¿Qué es el Pop Art?
Es la modalidad artística que extrae de lo cotidiano los elementos para crear una obra, y que concede calidad estética a lo trivial, a lo superfluo, haciendo uso de la libertad de valoración que tiene todo artista.

¿Usted se considera, según eso, un Pop?
Yo soy un pintor nadaísta. Pero como el Pop es un arte de vanguardia, yo me identifico con él por razones que nada tienen que ver con la razón, sino con la sensibilidad, o como decían los surrealistas: con un cierto estado de furor.

¿Es el Pop un arte popular?
No hay que confundir el Pop con el folclor. Este sí es popular. En cambio el Pop es un arte serio, de humor negro y sutil, sólo para ser comprendido por una minoría. Aún en su seriedad, el Pop es un arte intrascendente.

¿Es el Pop una moda pasajera, o el arte del porvenir?
El futuro del Pop no me interesa. Yo evolucionaré hacia otras cosas mucho antes de que el Pop desaparezca, o degenere en academismo. Yo no me quedo en nada, me voy en busca de lo que vendrá, de lo que no existe todavía.

¿En qué radica actualmente la inspiración de su obra?
En revelar la tira cómica como un nuevo género de arte.

¿Busca con eso expresar plásticamente un cierto simbolismo?
Dar la imagen cruel y cursi de mi época, combinando la tragedia con el humor; la sátira con la poesía.

¿Existe en su obra una intención social revolucionaria?
El aspecto revolucionario de mi obra es plástico, no social. Sería ridículo pretender hacer revoluciones con un cuadro nadaísta o surrealista.

¿Existe en su pintura una influencia surrealista?
En el arte actual —y no sólo en la pintura sino en la literatura— se descubre la huella del surrealismo. Es un signo que ha marcado al arte de este siglo. Pero no se trata de un surrealismo estilo Breton, sino de estilo Pop, con el traje de 1966.

¿Cuáles son los artistas que más admira?
A Chester Gould, el autor de Dick Tracy, la tira cómica que ridiculiza el sistema de vida norteamericano. En Colombia admiro a Fernando Botero —para mí el mejor pintor— y entre los más nuevos a Norman Mejía, Pedro Alcántara y Bernardo Salcedo, a quienes considero artistas de mi generación.

¿Qué opinan ustedes los artistas Pop de Alejandro Obregón?
Obregón ha sido, es y será un gran pintor. Estará siempre en el movimiento y el cambio.

¿Usted alterna la pintura con una pasión secreta?
La literatura.

¿Cuáles son sus cinco libros inolvidables?
El principito, Alicia en el país de las maravillas (de Carroll), La Biblia, la obra completa de Kafka, el Directorio telefónico de Barranquilla.

¿De qué pintor le gustaría tener un cuadro con dedicatoria?
De Chagall, sin dedicatoria.

¿Cuál es en este momento la gran ambición de su vida?
Aprender a tocar el trombofolino.

¿Cuál ha sido el mayor fracaso de su vida?
No haber podido aprender a tocar el trombofolino.

¿Si volviera a nacer, qué le gustaría ser?
Un trombofolinista.

¿De qué se siente orgulloso?
De tener veinte años.

¿Qué piensa de los celos?
Que activan las funciones de las glándulas endocrinas, y reducen el bocio exoftálmico, fuera de que regulan la tiroides.

¿Cometería por amor un crimen pasional?
Desde luego: la cogería por el cuello con una mano. Con la otra le metería trapos en la boca para que no gritara. La llevaría al sótano y la torturaría durante tres días. Después la picaría en pedacitos y me los comería.

¿Con quién le gustaría encontrarse en el infierno?
Con los nadaístas.

¿Con quién no le gustaría encontrarse en el cielo?
Con Alvaro Cepeda Samudio.

¿Qué hará en el siglo XXI, si está vivo?
Gastarme todo el dinero que me gané el siglo XX.

¿A qué personaje le hubiera gustado hacerle un retrato?
A Jesucristo, ese gran poeta judío.

¿Qué valor tiene para usted la soledad?
Una mujer de treinta pesos.

¿En qué radica para usted la importancia del nadaísmo?
En que agrupa lo mejor de la vanguardia intelectual y artística del país.

¿Cómo definiría la pintura nadaísta?
Un cierto delirio plástico, sádico-morboso-y-masoquista.

¿Usted por qué "se convirtió" al nadaísmo?
Porque no creía en nada. Ahora creo en mi.

¿Qué esperanzas pone en el nadaísmo?
Ninguna. El nadaísmo es el que tiene puestas sus esperanzas en mi.


Bibliografía

Álvaro Barrios, Museo de Arte Moderno, Bogotá, 1977. Texto: Eduardo Serrano.

Alvaro Barrios: veinte años entre el sueño y la idea, Museo de Arte Moderno, Bogotá, mayo 1986. Texto: Eduardo Serrano.

Barrios, Álvaro. "Génesis de una idea". Revista del Arte y la Arquitectura en América Latina, Vol. 2, N° 6 (Medellín, 1981), pp. 48-54.

Barrios, Álvaro, Orígenes del Arte Conceptual en Colombia. Alcaldía Mayor de Bogotá, Premio Convocatoria Imaginación en el Umbral, 1999.

Catálogo 36º Salón Nacional de Artistas, Bogotá, mayo de 1996. Texto: Alberto Sierra.

Catálogo de la exposición Obra gráfica de Álvaro Barrios. Exposición itinerante, Banco de la República, 1997. Curaduría: Eduardo Vides Celis.

Rubiano Caballero, Germán, "Artistas 'populares' y 'primitivos"'. En: Historia del arte colombiano, Vol. XI. Barcelona, Salvat, 1983, pp. 1441-1460.

García, María Margarita, “Barrios sigue a Dick”. En: La Prensa. Bogotá, agosto 15 de 1996, p. VIII.

Serrano, Eduardo. “Álvaro Barrios”, Un lustro visual, ensayos sobra arte contemporáneo colombiano. Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1976. Pp. 30 – 33.

Serrano, Eduardo, “En la frontera de las definiciones”. En: Semana. Bogotá, septiembre 3 de 1996, p. 100.

Ruíz Gómez, Darío. “Álvaro Barrios”. En: Arte en Colombia, número 66. Bogotá, abril-junio de 1996, p. 112-113.

[1] Varios. Álvaro Barrios el testigo ocultista, Revista Mundo, número 23. Bogotá, octubre 12 de 2006.