Selección de obras de la colección del Banco de la República

Colombia y el Arte Pop

Nicolás Gómez Echeverri

Yo aquí, quemándome por nada, 1973
Yo aquí, quemándome por nada, 1973
Juan Camilo Uribe
Ensamblaje
110.5 x 116.5 x 7.7 cm
registro 1728
Colección Banco de la República

Yo aquí, quemándome por nada, 1973
Juan Camilo Uribe

Juan Camilo Uribe construye un mecanismo que entremezcla luces y una retícula de estampas religiosas. Ironizando una creencia religiosa, se refiere a la difusión serial y popular del imaginario que acompaña los ritos de la fe católica.

En la doctrina católica el purgatorio corresponde al estado en el cual las almas de los muertos deben pasar por un proceso de expiación por las faltas cometidas en vida. Se considera que allí son castigadas las almas pecadoras por medio del retraso de su final encuentro con Dios. A través de indulgencias a la Iglesia, la oración y la petición, los católicos practicantes deben interceder por la salvación y el advenimiento al cielo de estas almas. Al cumplirse este propósito, las almas salvadas asistirán por el bienestar de quienes rogaron por éstas. En las estampas religiosas que se venden en las calles de pueblos y ciudades de Colombia figura la imagen de una ánima del purgatorio, representada como una mujer en llanto, con cabello largo y túnica, que emerge de una llamarada. Tiene los brazos encadenados y extendidos hacia arriba, hacia donde su mirada se dirige anhelando el auxilio.
 
En el ensamblaje Yo, aquí, quemándome por nada, el artista Juan Camilo Uribe presenta una construcción metálica donde ubica en retícula veinticuatro reproducciones impresas de la popular imagen de las ánimas del purgatorio. Al interior de esta construcción instaló un sistema de luces de colores que iluminan cada módulo intermitentemente. De esta forma, en este trabajo son puestos en juego recursos heredados del arte pop.

Se muestra evidente la apropiación que el artista hace de una imagen de circulación popular. Utiliza la retícula y la repetición para remitir al origen de producción serial con fines propagatorios de un mensaje. La estampa religiosa suele ser utilizada en la oración, que es de carácter individual. Sin embargo, a través de su multiplicación, el artista denota el aspecto masivo de la difusión de estas imágenes, cuyo propósito pareciera homogenizar dichas prácticas subjetivas. La imagen del ánima en el purgatorio hace parte de un culto particular dentro de la creencia católica, que representa una condición de los muertos ante quienes los creyentes vivos deben interceder con el fin de dar y obtener gratificaciones. De una manera casi literal, el artista agrupa estas imágenes y alternadamente enciende bombillas de colores detrás de estas, como si de alguna forma las almas estuvieran siendo accionadas para cumplir el fin que indica el ritual. Es un recurso y un efecto logrado con bastante humor, puesto que en su pretensión literal plantea contradicciones irónicas entre la solemnidad y el carácter espiritual del supuesto ritual católico y el efecto festivo logrado por la luminiscencia colorida de un mecanismo artificial.

El arte hay que hacerlo con la cabeza y no con los pinceles.

—Juan Camilo Uribe, citado en [1]

La obra de Uribe usa la paradoja que siempre está presente en las verdades que la cultura encierra. Al mirar los elementos que se repiten: dios, patria, ley y género, Juan Camilo muestra los límites que existen entre la comprensión y la sinrazón, la duda y la certeza, la risa y la ceremonia, de todos estos conceptos fundamentales en la manera de ser de un pueblo.

—Alberto Sierra y María del Rosario Escobar [1]


Juan Camilo Uribe
(Medellín, 1945 – 2005)

Juan Camilo Uribe nació y trabajó toda su vida en Medellín, una ciudad con fuertes arraigos a creencias tradicionales. Sus trabajos refieren a este medio cultural, a través de ensamblajes o collages que incluyen recortes de estampas religiosas alusivas al Sagrado Corazón de Jesús, a Gregorio Hernández o las Ánimas del Purgatorio, como también objetos cotidianos de uso doméstico, entre ellos bandejas y recipientes plásticos ornamentados, abalorios, lencería y bisutería barata. Juan Camilo Uribe trasladó y ordenó dichos materiales al plano artístico, donde pasan de un sistema de consumo popular a un ámbito de reflexión de sus cualidades estéticas y simbólicas. Con el uso de la imaginería religiosa, el artista se enfrentaó con bastante ironía a las imposiciones morales y a la definición de las creencias que transmite la religión católica a través de la venta y distribución de imágenes. Con sus composiciones de objetos hizo alusión a las expectativas sociales del rol femenino inherente al espacio doméstico.

Su trabajo se desarrolló desde comienzos de la década de 1970 hasta el momento de su muerte. Realizó collages con objetos, recortes, ensamblajes con sistemas de iluminación, instalaciones y serigrafías; presentó proyectos inverosímiles para espacios públicos y llevó a cabo una obra a través del correo postal. Comenzando su carrera artística, Juan Camilo Uribe fue protagonista de un momento especial en la ciudad de Medellín, caracterizado por el dinamismo artístico impulsado por las Bienales de Coltejer y la Re-Vista del Arte y la Arquitectura. Tanto el evento como la publicación mostraron un carácter vanguardista abierto a nuevas tendencias experimentales. El grupo de artistas más sólido y representativo de las manifestaciones artísticas de Medellín en los años setenta estuvo bastante cercano al arte minimalista, con propuestas plenamente abstractas en escultura, basadas en formas básicas e inscritas en el espacio público. No obstante, Juan Camilo Uribe jugó una importante parte en la creación de obras bidimensionales con elevado contenido crítico de su entorno cultural, y con un evidente interés por la exploración de recursos y técnicas menos tradicionales, como también lo harían los artistas Marta Elena Vélez, Jorge Ortiz o Luis Fernando Valencia, entre otros.


Textos con referencia a la obra


Juan Camilo Uribe

Eduardo Serrano
en: catálogo Museo de Arte Moderno de Bogotá, 1979.

[…] Su trabajo es de una riqueza deducible de las múltiples nociones en las cuales la crítica se apoya para analizarlo y aprehenderlo: "Pop", "Kistch" y "Conceptual" son, por ejemplo, tres acentos que se reconocen en su obra sin sorpresa, pero ninguno de ellos la define (de la misma manera que su tema no define a Dios a pesar de basarse con frecuencia en las representaciones de su "Hijo"). Es "Pop" la imaginería de que se vale, "Kistch" la entonación que la presenta, y "Conceptual" su orientación hacia la revelación de ideas y no de una habilidad o talento artesanal. Su trabajo propone más que expone, define más que muestra y suscita el raciocinio más que la contemplación. Y por lo tanto no es fácil precisarlo mediante explicaciones formalistas, aunque parta de un lenguaje sujeto a descripciones y con características visuales específicas.

Su producción está enraizada en la idiosincrasia colombiana no sólo porque incluye la reinterpretación de sus mitos religiosos más preciados, sino también porque las alteraciones con las cuales lo presenta implican una crítica punzante que no tendría el mismo sentido en otras sociedades; y especialmente porque la manera en que arregla sus "collages" hace una alusión directa a la sensibilidad de esta cultura, al estilo y al gusto detectable en, por ejemplo, los corazones de claveles rojos o las anclas de rosas amarillas que adornan las carrozas, los altares de Corpus y los Monumentos de Semana Santa en el país. […]

Juan Camilo Uribe, arte con sentido común

Alberto Sierra y María del Rosario Escobar
en: catálogo de la exposición Juan Camilo Uribe, arte con sentido común. Casa de la Moneda, Banco de la República, Bogotá, agosto – septiembre de 2007.

[...] La obra de Uribe usa la paradoja que siempre está presente en las verdades que la cultura encierra. Al mirar los elementos que se repiten: dios, patria, ley y género, Juan Camilo muestra los límites que existen entre la comprensión y la sinrazón, la duda y la certeza, la risa y la ceremonia, de todos estos conceptos fundamentales en la manera de ser de un pueblo.

Así, el vacío y la contradicción se hacen visibles al mismo tiempo en un trabajo, que es autobiográfico, pero que también toma lo que nos es común como nación. Desde nuestra forma de ser colombiana y hasta latinoamericana, no hay quién escape del poder del Corazón de Jesús, los milagros de José Gregorio, los martirios de las ánimas y la belleza saturada en los puestos de revista y los parachoques de un bus. Todo esto visto desde la obra de arte misma, adquiere una nueva dignidad. Uribe usaba esa transformación que se logra a través del arte, como una forma de acercar los lenguajes y las dimensiones estéticas que aporta cada espectador, pero desde una dimensión en la que todas las miradas tienen su valía.

Un segundo aspecto fundamental en el trabajo de Juan Camilo es el humor. A pesar de que los planteamientos que él hacía en cada una de sus obras combinaban lo sagrado y lo profano, lo intelectual y lo popular, lo íntimo y lo masivo, la tensión se aligera a través del humor. Su estrategia fue hacer parecer banal lo más esencial y a través de la risa y la ironía sacar a la luz el teatro de lo social.

[...] Otro de los asuntos que definen este trabajo es el elemento serial . uno de los soportes más repetidos dentro de su obra viene de Gráficas Molinari, una empresa caleña que distribuía para todo el país las imágenes de santos y que hizo que su interpretación de lo divino y lo humano la iconografía católica que está en el imaginario colectivo colombiano. Como todos los objetos que hacían parte de la obra de Uribe, la distribuidora de estas imágenes estaba cerca de su lugar de residencia, allí se surtía y luego en su casa, con manos de artesano, recortaba de las láminas el rostro o la figura que duplicaría en sus collages.

De esta manera, utilizó un artículo propio de la cultura de masas: la estampa religiosa, para llevarlo a la obra, a la manera de los artistas pop. Por ejemplo, en el ámbito nacional, Beatriz González también toma el recurso de Molinari, pero a diferencia de Uribe, ella se las apropia a través de la pintura. Por su parte, Juan Camilo lo hizo desde el collages que se componen de imágenes idénticas que recortaba y multiplicaba en composiciones simétricas.

[...] A pesar de la cercanía de su presencia y de su testimonio plástico, aún hoy sorprende y marca rutas para las nuevas generaciones de la ciudad de Medellín y del país. Su estética y su manera de comprender la creación artística desde la simplicidad y lo común nos hace pensar en la forma como él enfrentaría el hoy del arte y de la contemporaneidad. Su obra reunida tiene la esencia de una época en Colombia: de la unión de lo sagrado, lo político y lo profano. Por la cercanía de los tiempos y la multiplicidad de eventos, el paso de los días y la historia dirán las conclusiones. Por lo pronto, todavía nos queda por develar la parodia que esta obra encierra.


Bibliografía

Serrano, Eduardo. Catálogo de la exposición Juan Camilo Uribe. Museo de Arte Moderno de Bogotá, 1979.

[1] Sierra, Alberto / Escobar, María del Rosario. “Juan Camilo Uribe, arte con sentido común”. Catálogo de la exposición Juan Camilo Uribe, arte con sentido común. Casa de la Moneda, Banco de la República, Bogotá, agosto – septiembre de 2007.