Vender es Vivir
En Colombia, los palestinos, sirios y libaneses implementaron formas de comercio no utilizadas en el país. Su estrategia inicial fueron las ventas de casa en casa; vendían a crédito y vendían barato porque no tenían los sobrecostos de un establecimiento comercial. Atendían las solicitudes de los clientes y traían productos por encargo.
Se enfocaron en sectores de la población que no tenían acceso a determinados productos y además no podían pagar de una sola vez, tales como los obreros de barrios populares con sus esposas y novias y las señoras de clase media muchas de las cuales también tenían que comprar al fiado.
Cuando lograban abrir tiendas y almacenes concentraban en ellos todo tipo de productos y objetos, incluidos, por supuesto, productos colombianos. Pero preferían productos importados que en Colombia no se fabricaban y que daban cierto aire de sofisticación a quienes los compraban.
La trayectoria económica de los inmigrantes árabes que llegaron a Colombia y América Latina fue más o menos la siguiente: primero buhoneros, luego comercio establecido en grandes almacenes y, por último, inversión en la industria, principalmente textil, donde con ingenio y perspicacia construyeron grandes empresas.
Trabajaron también en rutas fluviales y tuvieron a su cargo el transporte urbano mediante coches de tracción animal; laboraron igualmente en aserraderos, en agricultura, en cultivos de arroz y caña de azúcar; hubo caucheros, ganaderos, joyeros y constructores los primeros teatros en muchos pueblos y ciudades.