El Espectador, Bogotá, 9 de diciembre de 1927, p. 2.
Se ha iniciado una activa campaña contra las colonias turca y siria, establecidas en la ciudad (Ibagué). Ayer se distribuyeron profusamente hojas en las que se reproducen artículos de diversos periódicos y se solicita ahincadamente de la Cámara de Comercio intervenga en asocio del gobierno departamental en la solución de este problema. De esas publicaciones les transcribo los siguientes apartes:
"Algunas regiones del Tolima son feudo exclusivo de esta colonia y algunas hay en la mayor pobreza debido a que estas gentes las han reducido a la impotencia económica con su habitual manera de explotación y sobre todo en ejercicio de la usura, en la que saben desplegar una asombrosa habilidad. El presidente Restrepo puso especial empeño, en la gloriosa época de su gobierno, en impedir la entrada de estos inmigrantes al país. Y efectivamente en aquellos tiempos la entrada de gente siria fue insignificante. El doctor Restrepo con Antioquia a la cabeza, dio el grito de alarma que por desgracia no tuvo la necesaria resonancia debido a la indiferencia que sabemos poner a nuestros males al principio.
¿Sabe Tolima otra de las razones para que el comercio de Antioquia sea el primero en Colombia? Allá hay una liga que obliga a todos a impedir que se arrienden locales y se vendan propiedades a inmigrantes sirios. Y tenemos que ese departamento es el primero en la balanza económica del país. ¿Por qué no imitar a Antioquia? Nuestro nacionalismo inconmovible nos llevará a seguir tratando estos asuntos, que consideramos como el primer eslabón en la cadena del engrandecimiento del Tolima.
En las esquinas se han fijado carteles que dicen:
¡Alerta ibaguereños!!! Defendámonos de la invasión siria que amenaza estrangular nuestro comercio. Debemos dar prueba de patriotismo no facilitándoles locales, ni comprándoles sus mercancías. Es deber de la Cámara de Comercio de Ibagué, apoyada por los ciudadanos, ponerse de pies a imitación de las de Bogotá, Medellín, Manizales, Barranquilla, etc., para lograr del gobierno nacional las medidas conducentes a evitar la ruina inminente del comercio, que queda a merced de forajidos sin escrúpulo y que ningún bien le traen al país".
Son del semanario El Meridiano, los siguientes conceptos sobre este mismo asunto:
"Unión franca y levantada para practicar el sano regionalismo e iniciar campaña en la prensa, en la tribuna y pedir al Congreso que legisle sobre la inmigración poco grata de cierta clase de extranjeros, que llegan al país y quienes a manera de gitanos, recorren las ciudades y pueblos desmoralizando el comercio, la sociedad y poniendo en juego audacias no conocidas entre nosotros: esta clase de extranjeros no hace al país beneficio alguno, no pagan impuesto y sí tienen garantías para sus negocios, faltos de moral comercial. Tengamos el valor de rechazarlos. De otro lado apoyemos también a extranjeros que por su honorabilidad merecen ser acogidos con beneplácito y son deseados entre nosotros"1 .
1El Espectador, Bogotá, 9 de diciembre 1927, p. 2.