Las taras morales y atávicas a todos los turcos.
El periscopio, Barranquilla, 10 de noviembre de 1931, p. 1.
Por raza y por temperamento son proclives al contrabando los turcos Jacobo e Isaac Levy.
Las causas prohibitivas para la inmigración turca en todos los países civilizados.
Descendientes de una raza inferior, los judíos Isaac y Jacobo Levy, raza pletórica de vicios y de taras atávicas, lograron quizás bajo la ayuda de un tinterillo, obtener del gobierno de Colombia, carta de naturaleza, son pues como se dice en el argot patriotero, nuestros hermanos.
Para poder entrar a los Estados Unidos y a la mayor parte de los países europeos de civilización avanzada, con los cuales necesitan comerciar en forma inescrupulosa y en evidente prejuicio para el fisco nacional, requiérese indispensablemente la nacionalización. Este era un requisito sine qua non para que no fracasara la bochornosa industria del contrabando.
Naturalmente como la inmigración de los musulmanes, sirios, chinos, negros, etc. Está prohibida especialmente en Estados Unidos, tomando carta de naturaleza en ese país, el asunto les salía, como se dice, sobre rieles.
De esta suerte estos asquerosos turcos, a quienes ya va señalando la opinión del conglomerado social, como verdaderos carcomas comerciales de la localidad, se sustraían igualmente al penoso examen al que someten las autoridades yanquis a todo infeliz musulmán que arriba a sus eufóricas playas
Entre las muchas taras atávicas, sujetas a los tratados de patología, que minan la raza de los Levy, se encuentra la tracoma. Sintomatológicamente esta enfermedad, inherente a los turcos y sirios en general, es de aspecto repugnante y de fácil contagio. Los párpados se florean, exhibiendo dolorosas carnosidades, en el fondo de las cuales brilla trabajosamente el ojo humano, tal como si estuviera debatiéndose en una lucha desigual con la luz. El lagrimeo es constante. Hasta que al final de cuentas la enfermedad termina por destruir todos los tejidos nobles del órgano de la visual del hombre, asomándose por las cavidades frontales dos rojos pedazos de carne.
He ahí la razón por la cual es prohibida la inmigración de los individuos de esta raza israelita a los Estados Unidos. Indudablemente que el espectáculo es horroroso, a más del peligro de contagio que es eminente.
Sin embargo aquí en Colombia se les permite, a pesar de nuestras leyes, que prohíban también esas inmigraciones indeseables que infestan al país, obsérvese el comercio de Barranquilla y se constatará toda la veracidad axiomática de nuestro aserto.
Pero, ¿y las taras morales? Estas son las peores: viciosos hasta el extremo, acusan un grado de indolencia mental tan pavoroso que apenas es un leve índice, la defensa fisiológica de la vida, por los medios dolosos del contrabando.
Honradamente no compiten con nadie. La ley de supervivencia los aniquila. Cuando la vigilancia de las autoridades les es adversa, a su oscuro comercio, cual aves migratorias levantan el vuelo"