La casa está abierta

En Colombia, desde finales del siglo XVI, se construyeron casas y palacios con arquitectura de tradición mudéjar o hispano-árabe. En 1560 en Tocaima, el español Juan Díaz Jaramillo hizo una construcción muy similar a un palacio sevillano, una lujosa residencia construida por artesanos moros con material importado de España, que desapareció para siempre en 1581 por una creciente del río Patí. Casos como el de Tocaima se repitieron a lo largo y ancho de la nación. Son numerosas las poblaciones en donde quedaron plasmadas las huellas y la influencia de la arquitectura mudéjar en las construcciones públicas y privadas. María del Pilar López1 hizo un recorrido por el país en busca de las huellas sobre la cultura mudéjar en Colombia y pudo confirmar y recoger vestigios de la influencia árabe en la arquitectura nacional. Por razones históricas fue en la costa norte colombiana donde se encontró el mayor número edificaciones con características claramente árabes, algunas de ellas vigentes y otras muchas desaparecidas por arquitecturas más modernas sin que se tuviera en cuenta su valor histórico y arquitectónico.

La casa Román de Cartagena de Indias, la plaza de mercado de Lorica (Córdoba) y la Mezquita de Omar Ibn Al-Jattab de Maicao (La Guajira) son una muestra de la arquitectura morisca en los ámbitos, privado, público y religioso.


1López Pérez, María del Pilar, Itinerarios culturales mudéjares, proyección hispánica en América. Granada, 2005, copia mecanoescrita.



La Casa Román

Esta es una de las construcciones emblemáticas más exquisitas que aún se conservan en la ciudad de Cartagena de Indias. Pertenece a la familia Zurek Román y la construyó el español Alfredo Badenes en los primeros años del siglo XX. Se encuentra ubicada en el barrio Manga de la ciudad de Cartagena y por su extraordinaria belleza de estilo morisco es considerada patrimonio nacional colombiano. En Cartagena de Indias se encuentran otras construcciones civiles de estilo neomudéjar, como la Casa Vélez Daníes, de 1920; la Casa Pombo, de 1922; la Casa Lemaitre Tono, de 1930; la Casa Covo, de 1931, y la Casa Galicia, levantada en 1949. No hay que olvidar en la ciudad de Lorica las residencias de William y Olga Saleme construidas con madera importada de Suiza en 1924 y, en 1929, la de Checry Fayad, quien construyó su casa a la orilla del río (llamada el Fuerte del Pastelillo) y que sirvió de muro de contención a las arremetidas del rio Sinú.