Sus fotografías evocan una era en la que las selvas húmedas se conservaban inmensas, y los pueblos en ellas se valían de las plantas no solo para su sustento sino también con propósitos medicinales y religiosos.
Las imágenes de esta exposición fueron captadas por Richard Evans Schultes y son propiedad de la familia Schultes. Los negativos originales fueron reproducidos y luego impresos por Adamson Editions (Washington, D. C.).
“En el largo y extrañamente silencioso túnel encerrado entre acantilados por el que deben pasar las aguas del río Apaporis…, se encuentra, esculpido a lo largo de los siglos por la naturaleza, el rostro de un dios. Jirijirimo es un lugar sagrado para los indígenas taiwanos, que consideran que la escultura fue puesta allí por los dioses para indicarles que todavía estaban a cargo de las aguas y que este pasaje era especialmente sagrado para ellos”.
—Richard Evans Schultes, Vine of the Soul
En Suramérica los chamanes consideran a este árbol como el último recurso de tratamiento. Si se fuma o se ingiere, esta planta produce una intoxicación potencialmente mortal. Schultes, que regularmente tomaba parte en ceremonias chamánicas, consideraba que estos árboles eran demasiado peligrosos para beber sus infusiones.
Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial se volvió urgente descubrir nuevas fuentes de caucho, una materia prima vital para la industria. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos envió a Richard Evans Schultes al Amazonas para que hallara e identificara árboles de caucho altamente productivos y resistentes a las plagas. Esta búsqueda y sus intereses etnobotánicos lo mantendrían en la selva por más de una década.
“Todos los jóvenes aprenden de los viejos o directamente de los payés las historias que hablan de la creación de las numerosas cascadas y rápidos que existen en los ríos de la Amazonia colombiana. Cada catarata tiene su propio mito de creación. Con frecuencia, mientras carga su canoa alrededor de los rápidos, un joven recita a sus compañeros de menor edad lo que ha aprendido de sus mayores”.
—Richard Evans Schultes, Vine of the Soul
“Nada puede igualarse en serenidad a las cumbres de las antiguas y aisladas montañas cuarcíticas dispersas a lo largo de la Amazonia colombiana…
Aquí, en las cimas planas, el botánico se halla literalmente en el “séptimo cielo”, pues la flora de estas montañas es extraña, endémica y en su mayor parte se encuentra aún sin estudiar”.
—Richard Evans Schultes, Vine of the Soul
En 1943 el Apaporis era el río más aislado de la Amazonia colombiana. Los mapas de esa época lo mostraban apenas como una línea quebrada que se extendía unos 2.400 kilómetros.
La misión de Schultes era explorar su cabecera y luego avanzar corriente abajo, trazando un mapa del río e inspeccionando la selva, que de tiempo atrás se creía que era la veta madre del caucho natural.
“El Kai-ya-ree celebra en abril la maduración anual del chontaduro. Representada con grandes máscaras de tela de corteza, la danza dura por lo general tres o cuatro días”.
—Richard Evans Schultes, Where the Gods Reign
Vellozia Phantasmagoria
“El botánico que ingresa por primera vez a la selva amazónica se ve sobrecogido por su abrumadora riqueza, exuberancia y novedad. Los nativos, y quienes han crecido en este entorno, nunca olvidan reverenciarlo y protegerlo”.
—Richard Evans Schultes, Vine of the Soul
“Para los indígenas los ríos no son sólo rutas de comunicación y transporte. Son los caminos que sus antepasados recorrieron al comienzo de los tiempos”.
—Richard Evans Schultes, Vine of the Soul
“[El petroglifo] es sagrado para todos los indígenas de una vasta área. Ubicado cerca a la confluencia del río Piraparaná con el Apaporis, se encuentra casi en la línea ecuatorial. Labrado en granito duro…, los indígenas de hoy creen que señala el lugar exacto donde ‘la primera gente’ llegó desde la Vía Láctea en una canoa tirada por una anaconda, un hombre, una mujer y tres plantas: la yuca, la coca y el yagé o caapi”.
—Richard Evans Schultes, Vine of the Soul