Político colombiano (Bogotá, 1906 - 1990). Comenzó estudios de Derecho en el Colegio Mayor del Rosario, pero atraído definitivamente por el periodismo, se inició escribiendo en los diarios El Tiempo y El Espectador y participando también en la revista Los Nuevos. Posteriormente viajó a Buenos Aires, donde trabajaría en el diario La Nación. Regresó a Colombia en 1930 para hacerse cargo de la redacción de El Tiempo, puesto que alternó con la secretaría general del Partido Liberal. Fue elegido representante en la Cámara entre 1931 y 1933. Durante la primera administración de López Pumarejo, ocupó los cargos de secretario general y ministro de Gobierno. Terminado el mandato de López en 1938, fundó el diario El Liberal, para hacer campaña por su reelección, que dirigió hasta 1942.
En la segunda administración lopista, Lleras ocupó la cartera de Relaciones Exteriores y luego la de Gobierno. Ante la renuncia de López en 1945, Lleras fue nombrado por el Congreso para asumir la presidencia. Dentro de este periodo destacó la amplitud de miras de su gobierno, propugnando la colaboración entre los partidos, y la puesta en marcha de la Flota Mercante Grancolombiana.
En 1947, fundó la revista Semana. Trabajó como delegado permanente de Colombia y presidente de la Unión Panamericana. Fue el primer secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington (1948-1954). A su regreso fue nombrado rector de la Universidad de los Andes y presidente del Partido Liberal. En julio de 1956 se entrevistó con Laureano Gómez, encuentro en el que se sentarían las bases del Frente Nacional, acuerdo para la transición bipartidista del gobierno durante 16 años, que se inició en 1958 con el gobierno de Alberto Lleras. Su proyecto político estuvo dirigido a la consolidación de las instituciones frentenacionalistas en las tres ramas del poder público y a la erradicación de la violencia política en el campo. Sin embargo, se enfrentó con serios obstáculos provenientes de la oposición política, de los sectores sindicales y del naciente Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) de tendencia liberal. Dentro del marco de la estrategia de la Alianza para el progreso, diseñada por el gobierno de los Estados Unidos para contrarrestar el influjo de la revolución cubana, se aprobó la Ley 135 de reforma agraria.
En 1962, al terminar su mandato, continuaron la crisis política, las divisiones en el seno del Partido Liberal y la persistencia de la guerrilla, con claras orientaciones comunistas. Durante sus últimos años Lleras mantuvo su actividad periodística, a través de la cual proyectó sus inquietudes políticas.

Fuente: http://www.presidencia.gov.co/historia/10.htm

¿Quién fue Alberto Lleras Camargo?

Alberto nació el 3 de julio de 1906 en el seno de una familia bogotana que vivía en San Victorino, hijo de un agricultor sin tierras que arrendaba fincas para cultivarlas. Alberto era inteligente, sencillo, activo y alegre. De aspecto delgado y de mediana estatura, en su rostro sobresalían la frente amplia, los ojos vivaces y una graciosa sonrisa que sirvió de inspiración a sus caricaturistas y por la cual lo conocían como ‘el muelón Lleras’. Su consagración a la lectura lo convirtió en “un gran escritor que fue dos veces presidente de la república”, según lo describe Gabriel García Márquez.

La infancia de un presidente

Desde su casa ubicada en la calle 12, en San Victorino, Alberto iniciaba sus correrías por las calles del barrio, entre los autos, los tranvías de mula y el polvo de la ciudad. Era casi adolescente, usaba pantalones cortos y le gustaba hacer amigos. Su vida en Bogotá era diferente a la de su infancia transcurrida en las haciendas de la sabana, entre las clases particulares y las labores del campo. Sus grandes ojos claros se iluminaban al recordar cuando tenía cinco años de edad y jugaba a escribir un periódico manuscrito que vendía a su padre cada semana.

Poco después de haber cumplido Alberto los nueve años, su padre murió y la familia se mudó a Bogotá. Ingresó primero al colegio de las Hermanas de la Caridad, era el único muchacho entre muchas niñas, y luego a la Escuela Ricaurte para estudiar bachillerato; allí se convirtió en el principal redactor del periódico escolar. Durante el tiempo libre, Alberto se divertía leyendo los libros de la biblioteca de su tío Santiago Camargo.

 

Alberto y el grupo de Los Nuevos

Alberto no pudo terminar el bachillerato y desde muy joven empezó a trabajar para ayudar a su familia. Fue miembro de Los Nuevos, un grupo de jóvenes aficionados a la literatura y a las humanidades, conscientes de los problemas sociales y deseosos de transformar a Colombia.

“Algunos de nosotros entrábamos en contacto con los revolucionarios clandestinos, perseguidos por la policía y señalados por la reacción.., otros comenzábamos a leer literatura revolucionaria y embarcarnos en estudios incompletos y complejísimos de marxismo; otros nos entusiasmábamos hasta el éxtasis con las páginas de Sorel y cualquier elogio de la violencia como partera de la historia; pero al fin y al cabo volvíamos a nuestros jarros de cerveza y a nuestros versos y a nuestras pequeñas diversiones ocasionales, mientras algo pasaba. Otros, al fin, pesimistas radicales, creíamos que el país no daba ni para una buena revolución….”
(Alberto Lleras Camargo. Memorias. 1997)


Los grandes amores de Alberto

Sin duda, fueron Colombia, su esposa Berta y el valor de las mujeres. A Colombia dedicó su vida, con Berta Puga formó una linda familia que le brindó siempre su apoyo, y por el sexo femenino demostró gran aprecio y respeto promoviendo la igualdad de derechos de las mujeres, lucha en la cual sus propias hijas fueron las más entusiastas. En 1945 propuso, cuando se discutía una reforma constitucional, que se eliminara la norma que concedía derechos electorales sólo a los varones.

En su juventud, Alberto conoció a la chilena Berta Puga con quien se casó en 1931 y tuvo cuatro hijos: Consuelo, Alberto, Ximena y Marcela. Aunque Alberto vivía muy ocupado en sus numerosas actividades políticas y periodísticas, era un padre sonriente y afectuoso que procuraba dejar las preocupaciones en su oficina para no afectar la tranquilidad de su familia.

¿Cuál es el origen y la importancia de la OEA?

La Organización de Estados Americanos (OEA), es en cierta forma la realización del sueño de Simón Bolívar de unificar los Estados del hemisferio occidental, planteado en 1826 en el Congreso de Panamá. En 1890 se establecieron la Unión Internacional de Repúblicas Americanas y la Agencia Comercial de las Repúblicas Americanas. En 1910, ésta última pasó a ser la Unión Panamericana, antecesora de la OEA. Las principales tareas de la OEA han sido integrar a los países americanos para promover la democracia, el respeto a los derechos humanos, la paz entre las naciones y la colaboración comercial y económica.

Alberto el conciliador

Alberto creía en la democracia y el respeto de los valores republicanos. Como gobernante buscó soluciones políticas a los conflictos evitando en lo posible la violencia; prefería la conciliación entre contrarios en la que primara el bien común.

“No hay cultura política sino cuando es no sólo lícito, sino recomendable, salir al encuentro de las ideas adversarias con fórmulas de acuerdo que anticipen y aun ahorren el tremendo forcejeo de la historia para provocar las síntesis por donde se encauza el progreso constante”.
(Alberto Lleras Camargo, Propósitos: discurso de posesión presidencial, 7 de agosto de 1945)

¿Cómo aprendió a hablar en público?

Alberto pronunció su primer discurso público en la calle décima del centro de Bogotá, el 29 de mayo de 1926, sentado sobre los hombros de su también joven amigo Germán Arciniegas, en una manifestación de apoyo a Laureano Gómez, entonces Ministro de Obras Públicas, realizada en protesta contra el Consejo de Estado por obstaculizar la creación de una carretera a Cambao.

Alberto desarrolló un gran dominio del idioma porque acostumbraba escribir diariamente sobre cualquier tema y le gustaba el estudio de las lenguas. Su habilidad y su elocuencia lo convirtieron en el principal redactor de los discursos presidenciales de Alfonso López Pumarejo, quien le ayudó a perfeccionar su convincente estilo.

¿Para qué fundar periódicos y revistas?

Alberto aprendió desde niño que la gente necesitaba estar informada y recibir orientación política. Le gustaba contarle a la población sus decisiones y actividades, a través de la prensa, la radio, o las plazas públicas. Por ello, fundó varios periódicos y revistas. Prefería los periódicos para informar los hechos cotidianos de forma sencilla y las revistas para narrar lo ocurrido realizando un análisis crítico y completo que facilitara la comprensión del tema.

“El pueblo es responsable, y atiende a su responsabilidad cuando está informado, cuando puede crearse una conciencia de los problemas públicos, cuando sabe que su opinión decide, es decir cuando gobierna. Cuando se le trata como a un menor, o como a un enajenado, es irresponsable”.
(Alberto Lleras Camargo, ‘El discurso del Tequendama: con motivo de la clausura del periódico El Tiempo’, 23 de septiembre de 1955)

¿Qué hacía Alberto en su tiempo libre?

De sus años de bohemia Alberto no olvidó el placer de conversar con los amigos, ni el hábito de fumar. Acostumbraba montar a caballo, jugar golf, realizar largas caminatas y andar en bicicleta, participando también en juegos más populares como el tejo y el billar. Además, desde niño había aprendido a pintar con su tío Fídolo González Camargo, mantuvo ésta afición hasta la vejez.

Alberto recuerda en sus Memorias aquellos momentos de ocio juvenil: “Nos unía a todos una bohemia amable y poco vistosa, limitada más aún por nuestra pobreza. Pasábamos días enteros entre las sombras picantes de humo y vapores del alcohol del Windsor o del Rivière, o en las diminutas tabernas de la medianoche y del alba, destemplada y gris de la pequeña ciudad adormecida…”

(Posada, Jaime. Alberto Lleras Camargo: una semblanza documental, 2006).

¿Qué hizo en sus años de retiro?

Cuando Alberto terminó su periodo presidencial en 1962, empezó a retirarse de la vida pública, aunque seguía dedicado al periodismo y muy pendiente del país, quería volver a la sencillez del anonimato. Al final de sus años, en 1972 logró su sueño de vivir nuevamente en la Sabana de Bogotá, en una casa de Chía rodeada de jardines donde cuidaba sus rosales y dos vacas.

Pero su vida de escritor y político no se interrumpió, se dedicó a escribir sus Memorias, de las que publicó en 1976 el primer volumen titulado Mi gente. Por su experiencia y sabiduría Alberto continuó siendo el gran consejero político de Colombia y a su casa constantemente llegaban quienes buscaban su opinión o apoyo. Su muerte, ocurrida el 4 de enero de 1990, fue una lamentable pérdida.

¿Qué aprender de Alberto?

A través de sus acciones y escritos descubrimos su glosario de valores:

Valentía: luchar con firmeza y valor por los ideales.
Pacifismo: buscar las soluciones pacíficas en los desacuerdos.
Ecuanimidad: evaluar personas y circunstancias con serenidad y equilibrio.
Honestidad: obrar con rectitud, transparencia y claridad.
Sentido democrático: respetar las leyes y los derechos establecidos.
Patriotismo: pensar primero en el bien común y en el país.