UNA VIDA PARA COLOMBIA

Alberto Lleras Camargo tuvo dos grandes pasiones a lo largo de su vida: el periodismo y la política; aunque esta última resultó más fuerte, volvió con frecuencia a la escritura. Fue presidente de Colombia en dos ocasiones, miembro del congreso, ministro y embajador, pero también columnista y director de varios periódicos y revistas. Su visión de estadista, la influencia que ejerció en la opinión pública y el éxito de sus proyectos políticos explican que sea considerado el personaje colombiano más sobresaliente del siglo XX.

EL PODER DE SU PALABRA

Alberto Lleras Camargo se destacó por su talento de escritor y su atractivo tono de orador. En su adolescencia empezó a escribir cuentos y poemas. En 1921, cuando sólo tenía 15 años de edad, la revista Universidad publicó dos de sus cuentos titulados El criado y El burgués. En 1944, cuando el presidente Alfonso López Pumarejo fue capturado por un grupo militar rebelde, Alberto Lleras mantuvo al país fiel al gobierno gracias a sus breves y repetidas intervenciones radiales.

Entre 1955 y 1957, sus artículos en El Espectador y sus discursos debilitaron el apoyo al gobierno militar del general Gustavo Rojas Pinilla y consiguieron la adhesión de numerosos grupos de mujeres que comenzaban a participar en política a mediados del siglo XX.
En las entrevistas internacionales la versatilidad de sus opiniones cautivaba a públicos diversos.
Hasta el final de sus días se en el periodismo y los viajes.

EL PERIODISTA TROTAMUNDOS

Alberto Lleras Camargo estuvo dedicado al periodismo durante toda su vida, escribiendo en numerosas publicaciones nacionales y extranjeras. En 1922, publicó su primer artículo en el diario La República, fundado por Alfonso Villegas Restrepo. Antes de cumplir los dieciocho años ya era reconocido como escritor y a partir de 1924 trabajó para El Espectador  y El Tiempo.

Según cuenta en sus Memorias, se aburría en Bogotá: “como a todos mis contemporáneos me resultaba estrecha la ciudad”. Su espíritu aventurero lo impulsó a viajar en 1926 a Argentina, donde trabajó para varios periódicos como El Litoral, El Heraldo, El Mundo y La Nación, también viajó a Europa como corresponsal de la exposición de Sevilla de 1929. Al regresar a Colombia volvió a escribir para El Tiempo, y en 1930 fue nombrado director de La Tarde. En 1938 fundó El Liberal para servir a su partido político. Durante la dictadura militar escribió en El Espectador y, cuando esté fue cerrado por el gobierno, dirigió El Independiente, el periódico que lo reemplazó en 1955.

En 1946, al entregar la presidencia, retomó el periodismo y fundó la revista Semana, que sigue siendo un importante medio de opinión pública en Colombia. Después de terminar su segundo mandato presidencial, en 1962, fue columnista de El Tiempo y de la revista latinoamericana Visión.