Colaboró arduamente en el gobierno de Alfonso López Pumarejo

Ministro de la Revolución en Marcha

En 1934 fue elegido presidente Alfonso López Pumarejo, quien prometió transformar a Colombia. Para los jóvenes liberales como Alberto Lleras, éste era un país arcaico, clerical, atrasado, sin una democracia real: un país del siglo XIX que debía traerse rápidamente a la vida moderna.

López Pumarejo trató de movilizar a las masas urbanas y campesinas para apoyar la llamada Revolución en Marcha, proyecto de desarrollo económico destinado a resolver el problema agrario y la miseria de un campesinado sin tierras, estimular el sindicalismo, promover una educación orientada a solucionar los problemas nacionales, independizar al estado de la tutela de la iglesia y convertir al pueblo en una fuerza política propia.

Alberto Lleras había sido secretario de la dirección del partido liberal en 1929, convirtiéndose en cercano colaborador de López Pumarejo. En 1934, formó parte de su gobierno como secretario general de la presidencia. Fue ministro de gobierno entre 1935 y 1938, cargo desde el cual promovió la Revolución en Marcha y la reforma constitucional de 1936, para consolidar una visión social del capitalismo basada en la idea de que “la propiedad es una función social”.


Presidente por primera vez (1945-1946)

Alfonso López Pumarejo tuvo dificultades para gobernar en su segundo periodo (1942-1946) debido a la violenta división política nacional, fue secuestrado el 10 de julio de 1944 por un grupo de militares conservadores en el denominado Golpe de Pasto. El designado Darío Echandía y el ministro de gobierno Alberto Lleras Camargo tomaron las riendas del país para restablecer el orden. Gabriel García Márquez afirma que los discursos de Alberto Lleras a través de Radio Nacional mantuvieron la calma en el país: “el prestigio de su voz y la credibilidad de su palabra fueron héroes de la jornada”.

No obstante, Alfonso López Pumarejo renunció a su cargo y Alberto Lleras asumió la presidencia de Colombia en agosto de 1945, designado por el Congreso de la República. Durante su breve periodo presidencial fundó la Flota Mercante Grancolombiana, luchó para que liberales y conservadores se enfrentaran en unas elecciones limpias, libres y sin violencia e insistió en que se respetara la democracia. Dejó el mando en 1946, al ser elegido el candidato conservador Mariano Ospina Pérez.


De nuevo presidente (1958-1962)

En las décadas de 1940 y 1950, Colombia vivió el caos y el terror de la violencia entre liberales y conservadores. En 1953 fue derrocado el presidente Laureano Gómez y se estableció la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla, cuyo gobierno pronto se desacreditó por las nuevas formas de violencia, los excesos de poder y el cierre de medios de comunicación como los periódicos El Tiempo y El Espectador en 1955.

Con el propósito de restablecer la democracia en Colombia, Alberto Lleras Camargo formó un Frente Civil que logró la renuncia de Rojas Pinilla en 1957. En España firmó con el conservador Laureano Gómez los pactos de Bernidorm (1956) y Sitges (1957), con los cuales se creó el Frente Nacional, una coalición bipartidista propuesta desde años atrás por Alfonso López Pumarejo, en la que liberales y conservadores se turnaron la presidencia de la república durante dieciseis años.

En las elecciones que tuvieron lugar en 1958, Alberto Lleras Camargo fue el primer presidente electo del Frente Nacional con 2.482.948 votos a su favor, contra 614.861 votos obtenidos por el conservador Jorge Leyva, candidato opositor al Frente Nacional. La votación a favor de Alberto Lleras Camargo representó el 80% de los sufragantes de la época.

Los retos de su gobierno

En su segunda administración, Alberto Lleras Camargo enfrentó cuatro grandes retos: controlar la violencia que se apoderaba del país, atender el problema agrario, solventar la crisis económica y devolver al ejército el papel de garante imparcial del orden democrático. Su programa de gobierno se enfocó principalmente en pacificar el campo, reglamentar el uso de la tierra y fomentar la educación primaria. Estableció la ley de reforma agraria y creó en 1961 el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora).

“El Frente Nacional fue concebido para […] pacificar el país, destrozado por el sectarismo. Para restaurar la economía, arrasada por la ineptitud y la deshonestidad de la administración. […] Para que la clase dirigente nacional se dedicara por diez y seis años a realizar un gigantesco esfuerzo de progreso y de justicia, sin despedazarse entre sí. Para que los partidos se convirtieran en instrumentos de acción democrática y dejaran de ser armas de destrucción”.

(Alberto Lleras Camargo, Los primeros tiempos del gobierno del Frente Nacional, 1959)

Impulsar el desarrollo industrial y científico de Colombia fue otro gran reto de su gobierno.
La cercanía de Alberto Lleras al gobierno estadounidense le generó diversas críticas.

El político controversial

“La esencia misma de la democracia es una transacción, y por eso se refleja fielmente en las asambleas donde la voz de las minorías no se ahoga estérilmente ante la tiranía del poder. Los regímenes absolutos clausuran los Parlamentos porque tienen una concepción también absoluta del bien público, que detesta la transacción, como un cisma hecho a la exclusiva y excluyente verdad del poder”.

(Alberto Lleras Camargo, Propósitos, discurso de posesión presidencial ante el Congreso, 7 de agosto de 1945).

Alberto Lleras Camargo fue miembro activo del partido liberal hasta el final de sus días y se convirtió en uno de sus principales orientadores. Durante su trayectoria pública recibió duras críticas de sus opositores y a veces incluso de copartidarios como Alfonso López Michelsen. Los actos más controversiales de Alberto Lleras fueron su oposición a la dictadura militar de Rojas Pinilla, su apoyo al Frente Nacional, su aceptación de la tendencia anticomunista en los comienzos de la OEA que vetó a Cuba hasta 1975, y su influencia estadounidense. No obstante, gracias a su ecuanimidad, firmeza y honestidad conquistó un gran respeto político.