Ciudades y pueblos x
Fauna x
Fiestas y costumbres x
Flora x
Gente x
Geografía x
Medios y modos de viaje x
Trabajo y técnica x
Vestigios Arqueológicos x
Vías de comunicación x
curadurias

Velorio de niño indio

Fiestas y costumbres 1873-03-18 Río Orteguaza, Caquetá, Colombia Tomo IX
El salón preparado para la fiesta era el mismo departamento que nosotros habíamos ocupado antes de bajar al Caquetá. En uno de sus costados y sobre un banquillo con honores de mesa, se hallaba el infantil cadáver sentado cual si presidiese la función, y rodeado por todas partes de chaquiras, plumas y flores silvestres. Para acomodarlo mejor, habíanle formado una especie de nicho con pañolones de algodón de los que usan las mujeres calentanas, pedazos de percal blanco y una ruana de hilo con listas rojas que caía por delante como un tapete. En lugar de araña o lucerna, pendían del techo dos palos cruzados, con sendos tubos de caña en sus extremidades, y en cada uno de estos tubos una vela de cera encendida.

En uno de sus costados y sobre un banquillo con honores de mesa, se hallaba el infantil cadáver sentado cual si presidiese la función, y rodeado por todas partes de chaquiras, plumas y flores silvestres.

La orquesta ocupaba uno de los ángulos del salón, y se componía de dos flautas de caña, un tambor hecho de un pedazo de tronco hueco, un alfandoque o chucho y una pandereta. El director de ella era el corregidor, que tocaba una de las flautas. Frente a la mesa mortuoria había un tabladillo de cañas, que ordinariamente servía de lecho a una parte de la familia del Sr. Cuéllar, y a la sazón se hallaba ocupado por algunas indias medio desnudas, recostadas sobre él, estrechándose unas con otras; servían de asiento dos hamacas de cuerda, una de las cuales me destinaron, y los demás circunstantes se hallaban sentados al rededor de la pieza, en el puro suelo, ya con las piernas cruzadas como acostumbran los árabes, ya en cuclillas como los indios.

A poco de nuestra llegada, la orquesta empezó a tocar con el mayor desentono posible una cosa a que dieron el nombre de bambuco, que fue bailado sucesivamente por varias parejas. Hubo después un ligero entreacto, durante el cual circularon con profusión el aguardiente de caña muy malo, y la chicha de chontaduros, continuando después el baile y la música con el mismo calor que había empezado. Sirvióme entonces de pretexto para retirarme la necesidad de trabajar algunas horas, verificado lo cual, nos acostamos, escuchándose hasta bien entrada la noche el eco nada agradable de los instrumentos que he referido.
Subir
Anterior