¡Tierra templada,Tú eres de goces mil fuente divina!
Geografía1881-08ColombiaTomo X
Correspondencia íntima
Á mi querido amigo de la niñez D. Nicolás Díaz Benjumea
Carta Primera Sobre las delicias de la tierra templada
Ahora sí estoy contento, amigo mío: Vivo en una constante primavera: Ni el calor me molesta del estío, Ni busco, tiritando, contra el frío Abrigado rincón junto a la hoguera.
De la vida de Europa fatigado, Donde es todo ilusión, engaño y dolo, Aquí encontré un asilo sosegado No siendo ni envidioso ni envidiado, No hay hombre más feliz de polo a polo.
Recuerdo el frac y el ajustado guante, La corbata que el cuello mortifica, Las apretadas botas militantes, Y otras muchas lindezas semejantes... Más ¿quién a la deidad no sacrifica?
No, no más obelisco en la cabeza, Aunque allá lo ponderen con encomio. Basta ya de locura o de simpleza; Porque la Europa a caducar empieza, O forma ya un inmenso manicomio.
Los frutos del invierno y del verano, Los de la primavera y los de otoño Cógense a un tiempo al extender la mano: La odorífera poma, el rubio grano, La roja fresa, el áspero madroño.
El nardo y el clavel se balancean Entre los tallos de la rosa esquiva; Las pasionarias en el aire ondean; Vistosos colibrís revolotean En torno a la modesta sensitiva.
Desatándose en perlas la cascada, Bríndame su corriente cristalina; En sus linfas me encuentra la alborada, Y exclamo sin cesar: ¡Tierra templada, Tú eres de goces mil fuente divina!
Las tristes consecuencias desafío Del pecado fatal de Adán y Eva: Ven a tierra templada, amigo mío; Edén eterno sin calor ni frío... No hay pena ni dolor que a esto se atreva.