El saludo del indio de tierra fría
Gutiérrez de Alba, José María
1871-12-07
Acuarela sobre papel blanco
16,6 x 27,5 cm
Desde allí en adelante, los accidentes del terreno varían mucho, y el camino sigue por cerros y valles, más o menos elevados o profundos, con la misma capa superficial, y cubiertos de pequeñas gramíneas, donde se alimentan algunos rebaños de ovejas, y se ven de trecho en trecho ranchos miserables, habitados generalmente por individuos de raza india, de melancólico y humilde aspecto, y las mujeres con sus vestidos de bayeta oscura, cobijadas con su mantilla del mismo color, y cubiertas con toscos sombreros de una palma llamada ramo, de ala tan ancha que era imposible poderles descubrir el rostro. A nuestro paso, hombres, mujeres y niños se volvían hacia nosotros, pidiendo una limosna con grandes muestras de sumisión y algunos de ellos, arrodillándose y con las manos juntas, nos dirigían su habitual y más respetuoso saludo con las palabras: cramento del altar, mi amo, abreviatura del "Bendito y alabado", que enseñaron a los indígenas, para saludar, los misioneros de la primitiva colonia.