Cueva de los Chilladores
Caverna natural, cerca del Hoyo del Aire y de la quebrada del Gran Curí
Gutiérrez de Alba, José María
1872
Acuarela sobre papel blanco
15,6 x 27,4 cm
En la parte inferior de la loma, y casi al borde de la quebrada, hay un corte vertical, como de unos veinte metros de elevación, y en el centro de él se ve la roca de tal modo perforada por derrumbes naturales, que a primera vista se asemeja aquella perforación a una portada artificial, hecha del modo más simétrico, y según todas las reglas de la arquitectura. Es la puerta que da entrada a la Cueva de los chilladores, profunda y tenebrosa guarida de las aves que le dan nombre, y lugar donde en otro tiempo debieron depositar los indígenas muchos de sus cadáveres, si no es que se sepultaron en vida, como aconteció en otros muchos lugares, prefiriendo el suicidio colectivo de pueblos enteros a la dominación de aquellos extraños seres, que, aunque en pequeño número, se iban posesionando de todo el territorio.