Mi escribiente pasando una quebrada a espaldas de su peón carguero
Gutiérrez de Alba, José María
1873
Acuarela sobre papel gris
17,8 x 15,3 cm
A las ocho de la mañana nos dimos el abrazo de despedida, casi con lágrimas en los ojos, y mis amigos partieron al fin, dejándome en el dintel de la barbarie. ¡Cuántas ideas se agolparon entonces a mi imaginación! Iba a penetrar en regiones casi inexploradas, donde hay a cada paso un peligro de muerte, no sólo por la insalubridad del clima, sino por el número inmenso de fieras voraces y de reptiles venenosos que pueblan los bosques. Sin embargo, todas las consideraciones de fundado temor cedían ante el deseo inmenso de contemplar aquellas majestuosas soledades, de encontrarme cara a cara con la Naturaleza en toda la plenitud de sus salvajes galas, y de escribir quizás una página interesante en mi Diario.