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Tomo IX

Puerto de nuestro embarque en el río Hacha

Puerto de nuestro embarque en el río Hacha

Gutiérrez de Alba, José María

1873-02-08

Acuarela sobre papel gris

15,1 x 24,2 cm

Comillas Tan pronto como nos levantamos, acudimos a la operación de concluir las balsas, para abandonarnos lo más pronto posible a la corriente del río. Como los troncos estaban verdes y recién cortados, se sumergían mucho, a pesar del poco peso que naturalmente tiene su madera, razón por la cual hubo que poner a prueba las balsas tan pronto como estuvieron concluidas para conocer prácticamente la carga que podía llevar cada una. La primera que se probó fue la destinada para mí, que tenía por lado un madero más que las otras; estaba hecha con más solidez, llevaba un ligero toldo y fue llamada desde luego la Capitana de aquella extraña flota.

La prueba dio por resultado que sólo podía llevar cuatro hombres y una pequeñísima parte de mi equipaje. Y como en todo éramos quince, y además, contábamos todavía con cerca de veinte arrobas de cargamento, calculamos que eran indispensables cinco balsas de igual número de maderos que la mía, que llevaba diez de unos cinco metros de longitud y de diez a doce centímetros de diámetro cada uno, en su parte más gruesa, ligados todos por tres palos transversales, superpuestos, amarrados con fuertes bejucos y algunas cuerdas de fique que a propósito habíamos llevado, y dispuestos de manera que las extremidades cortadas en forma de cuña sirviesen de proa. Añadióse, pues, un madero más por lado a cada una de las balsas ya concluidas, y se procedió inmediatamente a construir en la misma forma la que debía completar el número 5. En esta operación se empleó toda la mañana, y mientras tanto me puse a dibujar una vista del río, tomada aguas arriba desde la orilla derecha, algunos metros más abajo del lugar en que desemboca en él la quebrada del Dedo.
1873-02-08
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