La fiesta del angelito
Indios conduciendo el cadáver de un niño al cementerio, después de muchos días de baile. Tipos y costumbres de Colombia
Gutiérrez de Alba, José María
1883
Acuarela sobre papel blanco
16,3 x 16 cm
El Chimbauque es de muy difícil filiación, atendido su carácter y sus accidentes: en la monotonía del canto y el movimiento pausado y regular de los bailadores formando círculo, se parece mucho a los bailes simbólicos de los salvajes de varias tribus del Orinoco y del Amazonas; en los gestos y en las contorsiones que hacen con el cuerpo, tiene mucho de las danzas africanas, y en el muñeco alrededor del cual se mueven, tiene mucha semejanza con lo que en casi toda Colombia, aun en los lugares más civilizados, se llama bailar el angelito, que consiste, como hemos dicho antes de ahora, en colocar sobre una horqueta o palo bastante elevado el cadáver de un niño, vestido con telas de vivos colores y adornado con flores y ramaje, con el cual improvisan una procesión en la que la familia y los amigos van tocando y bailando al son de tiples y panderetas generalmente, continuando la diversión por uno o más días en la casa mortuoria y a veces en la del algún amigo, que pide el niño prestado para bailarlo, siguiendo en ocasiones la fiesta y la jarana hasta que el cadáver entra en putrefacción y lo conducen en la misma forma al cementerio.