Alrededor del pueblo hay por donde quiera grandes bancos de arcilla plástica de un color amarillento, inmejorable para los trabajos de alfarería, que es la industria general de los habitantes del pueblo. [...] Después de dar un paseo por el pueblo, que tendrá, con los de los campos, unos 5.000 habitantes, me dirigí a ver algunos alfares, donde me convencí de que esta industria no ha dado un solo paso desde la época del descubrimiento; antes por el contrario, parece que ha habido un retroceso lamentable; pues los aborígenes elaboraban muchos objetos de barro, que, aunque de forma extraña y grotesca, determinaban un gusto especial, un arte sui generis y una perfección relativa, que están muy lejos de alcanzar los actuales alfareros.
me convencí de que esta industria no ha dado un solo paso desde la época del descubrimiento
Tomo VII
Indios de Ráquira conduciendo loza para el mercado
1871-12-01
Gutiérrez de Alba, José María
Acuarela sobre papel blanco
16,6 x 24,6 cm
La fabricación de vasijas de barro se hace todavía sin instrumentos ni aparatos mecánicos de ninguna especie; apegotando la arcilla sólo con las manos, ni más ni menos que como lo habíamos visto practicar entre las tribus salvajes de los Llanos de San Martín, y aun éstos les llevan mucha ventaja, pues las obras de este género, antes de salir de sus manos para ser sometidas al fuego, van ya pulimentadas por el roce de unas piedrecitas de superficie tersa y dura que, pasada muchas veces sobre el barro crudo, le da a éste una extraordinaria consistencia y hasta un brillo especial que conserva después de cocido.