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Hallazgos prehispánicos en Yomasa

Vestigios Arqueológicos 1872-03-30 Bogotá, Colombia Tomo VII
Habiéndome hablado algunos amigos de un gran peñón, situado como a unas 2 leguas de Bogotá, sobre unas colinas que se hallan a la margen izquierda del río Tunjuelo; peñón que ha adquirido cierto renombre, por tener una de sus faces cubiertas de jeroglíficos, o pinturas caprichosas, de los indígenas, me dirigí allá deseoso de examinarlo. Tomé, bien de mañana, el camino del este; pasé por los barrancos de Tunjuelo, que ya mis lectores conocen, y que no por tenerlos muy vistos, dejaron de causarme la misma admiración que la vez primera; y desde allí continué por el camino de Yomasa, nombre de un pueblecito próximo, que se le da también al peñón que me proponía visitar, llegando a un humilde ranchito, donde me esperaba un indio, avisado de antemano, para guiarme hasta el pie del monumento indígena.

Desde la cabaña cruzamos en dirección al sur por unas colinas de aluvión, en su mayor parte formadas de guijo, y cubiertas de una ligera capa de tierra vegetal, que apenas produce algunas miserables gramíneas. Atravesamos el Tunjuelo por un vado cubierto de grandes piedras rodadas, por entre las cuales se desliza murmurando la corriente, y trepando luego a una colina bastante empinada, llegamos al pie de un gran trozo de roca, descarnado por las lluvias y de una forma irregular, en una de cuyas faces, que mira al Oriente, encontramos una porción de dibujos, hechos por los indígenas, con la tinta roja e indeleble por ellos tan usada, y sirviéndose de los dedos como pincel, según era su costumbre.

Piedra pintada de Yomasa
Tomo VII
Piedra pintada de Yomasa
1872-03-30
Gutiérrez de Alba, José María
Acuarela sobre papel blanco
16 x 24,7 cm

encontramos una porción de dibujos, hechos por los indígenas, con la tinta roja e indeleble por ellos tan usada, y sirviéndose de los dedos como pincel

Tomé una copia de la piedra, y con ella la de todas las figuras, entre las cuales se hallan, como habíamos observado ya en otros monumentos análogos, una que aunque muy imperfectamente, parece haber querido representar el sol, figura que se halla reproducida de un modo invariable, en cuantos lugares dejaron los indios este género de inscripciones; y no lejos de la figura del sol, se ve impresa la huella de los pies de un niño de corta edad, mojados al efecto en la misma tinta.
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