Entre todas las privaciones que estábamos sufriendo, la del pan era para mí la más angustiosa. A los colombianos en general les importa muy poco la falta de este artículo, que en las tierras altas y frías se suele sustituir con la patata y en las bajas o calorosas con el plátano verde o maduro y la yuca. Ha dicho no sé quién, y en mi país natal se repite con harta frecuencia, que "intellectus apretatus discurritque rabia"; y en efecto, apremiado por la necesidad, me eché yo también a discurrir el modo de que podría valerme para obtener pan menos desabrido y duro que el de cazabe. En el maíz y el arroz era inútil pensar, porque no había molino, cedazo ni ningún otro de los elementos indispensables para convertir su grano en harina. Era pues forzoso acudir a la yuca y ver el modo más fácil de preparar su fécula para obtener un buen resultado.

Tomo IX

Indias elaborando el pan de cazabe

1873-02-25

Gutiérrez de Alba, José María

Acuarela sobre papel ocre

15,6 x 22,7 cm

El nombre de fariña que lleva la preparación, que ya mis lectores conocen, me dio por sí solo la clave del enigma, y resolvimos hacer la prueba. Púsose a remojar en agua caliente un poco de esta sustancia; amasóse luego con un poco de sal y huevos batidos; hízose de todo ello una torta muy delgada, que se sometió a un calor lento sobre una vasija de barro plana y que antes no se había destinado a otros usos, lo cual nos dio por resultado un pan medianamente agradable, fácil de digerir y de mucho alimento. La vida, pues, se nos iba haciendo más llevadera, a medida que se aumentaban nuestros recursos; y parecía que hasta las plagas de mosquito y jején, el calor sofocante y la estrecha y mezquina vivienda, se nos hacían más fáciles de soportar, por aquello de que "los duelos con pan son menos".