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ENTRE ESCRITOS
Y VIAJES

La vida de José María Gutiérrez de Alba

Composición gráfica basada en las láminas de José María Gutiérrez de Alba (1822 - 1897) | Impresiones de un viaje a América (1870 - 1884)
José María Gutiérrez de Alba, fotografía publicada en Revista Credencial Historia No. 17 – Mayo 1991
José María Gutiérrez de Alba, fotografía publicada en Revista Credencial Historia No. 17 – Mayo 1991

Cuando José María Gutiérrez de Alba llegó a Colombia en mayo de 1870 tenía 48 años cumplidos y ya era reconocido en ambos mundos por su obra literaria. En España y en América eran célebres sus obras teatrales y sus poesías, y sus libros llegaban a la mayoría de países de habla hispana. También había hecho incursiones en la política y su viaje al Nuevo Mundo estuvo en parte motivado por intereses de esta clase, pero el principal resultado de sus expediciones fue literario y se condensa en sus “Impresiones de un viaje a América”.

Portadas de La Tapada y Fábulas Políticas
Portadas de La Tapada y Fábulas Políticas

Gutiérrez de Alba nació el 2 de febrero de 1822 en la pequeña localidad andaluza de Alcalá de Guadaira, a pocos kilómetros de Sevilla, hijo de una familia de pequeños agricultores relativamente acomodados. En la Universidad de Sevilla comenzó sus estudios, inicialmente en filosofía, pero por insistencia de sus padres continuó con las leyes hasta graduarse de bachiller en derecho. Al parecer, no fue alumno brillante en esta carrera, pues se dedicó más bien a cultivar sus inclinaciones literarias y políticas, publicando antes de cumplir 25 años su primera novela, La Tapada; su primera obra teatral, El alcázar de Soissons; y un libro satírico al que llamó Fábulas políticas, escrito en la época en que colaboraba con el periódico El Centinela de Andalucía, crítico del gobierno.

En 1847 Gutiérrez decidió pasar a Madrid a terminar sus estudios de derecho. La capital española sería su residencia hasta 1870, es decir, hasta su viaje a América, excepto por un corto período en Francia. Con cartas de recomendación de sus profesores y amigos de Sevilla, en Madrid entró en contacto con importantes poetas, escritores, periodistas y dramaturgos de la época, entre ellos Ramón de Mesonero Romanos, Juan Eugenio Hartzenbusch, Patricio de la Escosura, Francisco Martínez de la Rosa, los argentinos Manuel Bretón de los Herreros y Ventura de la Vega, el pedagogo Antonio Gil y Zárate, y Ramón de Valladares. Una característica común de todos ellos, aparte de su pasión por el teatro y la poesía, fue su inclinación hacia la descripción de costumbres, tipos humanos y episodios de la vida cotidiana, género al que se dio el nombre de costumbrismo.

Portada de la obra  Diego Corrientes o el bandido generoso,
Portada de la obra Diego Corrientes o el bandido generoso

Su relación con los escritores más célebres de su tiempo y su vida como poeta en Madrid motivaron a Gutiérrez a abandonar definitivamente sus estudios de derecho, para dedicarse a la literatura. En un pequeño teatro estrenó su drama Diego Corrientes o el bandido generoso, sobre un célebre bandolero andaluz del siglo XVIII, quien según una copla popular “robaba a los ricos y a los pobres socorría”. El éxito fue inmediato y le aseguró a Gutiérrez un lugar en el mundo literario de su tiempo.

A la par con su intensa actividad literaria, Gutiérrez tomó parte activa en la política en un tiempo de grave inestabilidad en España. De orientación liberal y demócrata, se inclinaba por el partido progresista, opuesto a los moderados. Uno de estos, el general Leopoldo O’Donnell, encabezó un golpe de estado en julio de 1856 y Gutiérrez se vio envuelto en sucesos en Alcalá de Guadaira que condujeron a que un consejo de guerra lo juzgara y condenara a diez años de prisión en Ceuta. Sin embargo, logró escapar y emigró a París, donde residió hasta 1857 cuando una amnistía concedida por la reina Isabel II lo libró definitivamente de su condena, permitiéndole el regreso a España.

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Instalado nuevamente en Madrid continuó escribiendo y a comienzos de 1865 consolidó su bien ganada fama con una obra teatral que obtuvo éxito inmediato y que tituló 1864 y 1865. Con ella introdujo un nuevo género en un medio dominado por la zarzuela, la ópera y el sainete. Lo llamó “Revista” y se caracterizaba, como lo describió Armando de María y Campos, por "pasar revista a los sucesos del momento y de la calle".

En 1868 se produjo en España el movimiento revolucionario que destronó a Isabel II, conocido como revolución septembrina o “La Gloriosa”. Por primera vez se intentó en España establecer un régimen democrático, abriéndose el camino para una monarquía parlamentaria, que se iniciaría bajo el reinado de Amadeo I (1871-1873). Gutiérrez de Alba, quien había sufrido los rigores de la censura sobre sus obras, bajo los gobiernos autoritarios que detentaban el poder, tuvo participación activa en “La Gloriosa”, vio oportunidades para la literatura y para sí mismo bajo el gobierno provisional de Juan Prim, que convocó a las Cortes Constituyentes y promulgó, en 1869, una constitución de espíritu liberal. Dentro de este contexto renovador en España se produjeron los primeros intentos para establecer relaciones diplomáticas con Colombia, y Gutiérrez de Alba desempeñó papel significativo en tales esfuerzos.

En las primeras páginas de sus “Impresiones de un viaje a América” Gutiérrez habla del interés que le despertaron desde su juventud los asuntos americanos, y el deseo constante de que su patria “hiciera los mayores esfuerzos por reconquistar allí su perdida influencia, estrechando sus relaciones con aquellos pueblos, sus hermanos”.

“Memoria-Exposición” dirigida al gobierno español
“Memoria-Exposición” dirigida al gobierno español
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El 20 de septiembre de 1869 Gutiérrez remitió al ministro de Estado, Manuel Silvela, una “Memoria-Exposición” dirigida al gobierno español, en la cual llama la atención sobre la importancia de restablecer las relaciones entre España y América.

“Hubo un tiempo en que nuestro orgullo consistía en decir, que jamás dejaba de alumbrar el sol en los dominios españoles; hoy debemos aspirar a la realización más bella de esa frase, no por el derecho de la fuerza, sino por los vínculos de fraternidad y amor entre pueblos que tienen un mismo origen, una misma civilización y unas mismas aspiraciones .”

Gutiérrez contaba con el apoyo de varios “amigos de la fracción más avanzada de los progresistas”, entre ellos Cristino Martos, Segismundo Moret y Prendergast, y Eduardo Gasset y Artime. Con la designación de Martos como ministro de Estado y de Gasset como subsecretario, escribió Gutiérrez: “la resolución fue obra de pocos días, y mi Memoria-Exposición fue decretada, conforme a nuestro común deseo, mandándome partir inmediatamente para Colombia, en la América del Sur, donde era preciso destruir los malos efectos causados por la guerra de emancipación, que aún tenía alejada aquella república del gran concierto de la familia española”.

Mediante Real Orden de 3 de diciembre de 1869 se le nombró agente confidencial y enviado del gobierno español, en "misión oficiosa y reservada" en la Nueva Granada. Aparte de indagar el estado de los inmigrantes españoles en la Nueva Granada y estudiar el comercio indirecto que se hacía entre aquel país y la Península por intermedio de Cuba y Puerto Rico, Gutiérrez debía investigar las causas por las cuales la Nueva Granada no había reanudado relaciones con España.

Se le asignó una partida anual de 8.000 escudos, como estableció su biógrafo José Manuel Campos Díaz, “que principiará a devengar desde el día de su salida de Madrid, a cuyo efecto se expiden las órdenes oportunas para que los Banqueros del Tesoro hagan efectivo este pago por medio de la corresponsal en la capital de Nueva Granada”. Así pues, Gutiérrez partió de Cádiz el sábado 15 de enero de 1870 en el vapor “Canarias”

Peces voladores
Tomo I
Peces voladores
1870-01-25
Gutiérrez de Alba, José María
Acuarela sobre papel blanco
16,5 x 25,8 cm

Tras avistar el sábado 29 del mismo mes por vez primera la tierra de América, una de las islas Vírgenes, arribó al día siguiente a San Juan de Puerto Rico. Allí permanecería por espacio de dos meses, embarcándose de nuevo el 4 de abril con destino a Santa Marta, a donde llegó el día 10. El 22 de abril siguió a Barranquilla y desde allí tomó un vapor del Magdalena que lo condujo a Honda y tras cuatro días de camino entró a Bogotá el 18 de mayo, alojándose en el hotel Bolívar, “en un ángulo de la plaza principal”, según escribió.

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Desde su llegada a Bogotá manifestó abiertamente ante las autoridades nacionales tanto el motivo de su viaje como las intenciones de su gobierno. Desde el primer momento entró en contacto con el presidente, Eustorgio Salgar, y después con su sucesor Manuel Murillo Toro. En una entrevista con Salgar, según informó Gutiérrez, expresó al presidente la inquietud de España por la tardanza de Colombia en establecer relaciones. El presidente le respondió que “sus agitaciones continuas” y de ningún modo la aversión hacia su antigua metrópoli, eran la causa única de su aparente reserva, asegurándole que “cuanto antes conferenciaría sobre el asunto con su Secretario de Relaciones Exteriores” y escogería los medios de solicitar del gobierno español la celebración de tratados.

ComillasTal vez no habrá una nación en el mundo, que, relativamente a su población, haya producido más escritores que Colombia. La afición a las bellas letras sobre todo, es extraordinaria; y entre sus cultivadores se cuentan hoy algunas docenas de poetas y poetisas, que, con mejor escuela y estímulos más poderosos, brillarían por su rica imaginación y fecundidad notables. En las ciencias, en la historia y en el estudio profundo de las lenguas, sobre todo la castellana, se han distinguido, y se distinguen aún, algunas personas estudiosas, que hacen honor al país, y cuyos nombres pasarán a la posteridad con la estimación que merecen.
Fragmento de la definición de Gutiérrez de Alba, Tomo XIII
ESCRITORES
triangulo

No hay mayor evidencia de que, aparte de sus pocas entrevistas con los presidentes y algunos de sus ministros, Gutiérrez hubiera tenido la oportunidad de adelantar otras gestiones en beneficio del establecimiento de relaciones entre los dos países. Pero esto no le impidió cultivar sus propias relaciones con una amplia gama de personajes de la sociedad y las letras en Colombia. Aparte de Eustorgio Salgar y Manuel Murillo, Gutiérrez tuvo amistad con Santos Gutiérrez, Julián Trujillo, Rafael Núñez y José Manuel Marroquín entre los presidentes pasados o futuros, José María Vergara y Vergara, José María Samper, el general Emigdio Briceño, el poeta Ricardo Carrasquilla, la familia del general Joaquín Posada Gutiérrez, Medardo Rivas y todos los miembros de El Mosaico, para sólo citar algunos nombres.

El encargo de Gutiérrez en Colombia llegó a su fin oficialmente el 3 de abril de 1875, cuando el gobierno de España le comunicó que “El Rey ¡que Dios guarde! ha tenido a bien dar por terminada la misión reservada que le confirió a usted, en 3 de diciembre de 1869, disponiendo al propio tiempo le sirvan remitir a este Ministerio los trabajos que ha verificado en cumplimiento de dicho encargo”. No obstante, Gutiérrez ya había tomado la decisión de renunciar desde dos años antes, cuando al regresar de su excursión al Caquetá, el 11 de abril de 1873, halló en Suaza la noticia de que “El rey Amadeo de Saboya acababa de abandonar el trono, y la misma nación, entregada a sí misma, se había constituido, prematuramente quizás, en república, sistema el más peligroso, el menos adaptable a nuestra manera de ser actual”. En una carta confidencial al ministro de Estado, Emilio Castelar, le comunicó “que deseaba que viniese á sustituirme un hombre cuyas ideas políticas se acordasen más que las mías con las del gobierno que la nación se había dado”.

El establecimiento de relaciones diplomáticas entre España y Colombia solo se logró hasta enero de 1881, casi once años después de la llegada de Gutiérrez a Colombia en 1870, cuando se firmó en París el Tratado de Paz y Amistad entre los dos países.

La mayor parte del período que duró su misión, entre enero de 1871 y junio de 1874, Gutiérrez se dedicó a viajar por los Estados Unidos de Colombia. Estaba motivado en parte por el cometido de dirigir sus “mayores y más constantes esfuerzos a reavivar en los jóvenes e impresionables pueblos sur-americanos el sentimiento de respeto y de cariño hacia su antigua madre, sentimiento profundamente debilitado por la falta de trato íntimo”, como informó a su gobierno en abril de 1872.

Pero sin duda lo animaba más su insaciable curiosidad y el deseo de recoger sus impresiones sobre un mundo que para él era en efecto completamente nuevo, no tanto como diplomático sino como escritor, que era su verdadera vocación. De ello resultó la obra que originalmente se proponía llamar “Álbum de dos mundos” y se convirtió en “Impresiones de un viaje a América”.

El Cachaco
El Cachaco: Periódico agridulce y jocoserio, conservador, radical e independiente, consagrado a decir la verdad en chanza a todos los partidos, a todos los hombres y de todas las cosas.
Fundador y redactor: José María Gutiérrez de Alba – Biblioteca Luis Ángel Arango

En el lapso de tres años y medio, Gutiérrez llevó a cabo seis grandes “expediciones” o “excursiones” y cierto número de salidas cortas a pueblos y lugares cercanos a Bogotá. Terminada su misión y sus viajes por Colombia en 1875, varios amigos de Bogotá le persuadieron de fijar su residencia en el país para que orientara a la nación para "entrar de lleno en el estudio y en las prácticas de la agricultura científica". Inicialmente quiso formar una sociedad agrícola en Villa de Leiva, pero la competencia desleal de José Eusebio Otálora, futuro presidente de la República, a quien describe como “hombre ignorante, presuntuoso y de una ambición desmedida” frustró el proyecto. Con el fin de “devolver golpe por golpe” fundó en abril de 1879 el periódico El Chachaco, periódico agridulce y jocoserio en Bogotá.

Posteriormente recibió una propuesta firme del gobierno del Estado de Santander de establecer un Instituto Agrícola en el pueblo de La Concepción, en la provincia de García Rovira. Allí se radicó hasta el 1° de diciembre de 1883, cuando inició su viaje de regreso a España, en una ruta que lo llevó inicialmente a Cartagena, para conocer sus célebres murallas, y Panamá, para conocer las obras del canal que entonces se adelantaban en su primero y fallido intento.

Gutiérrez continuó su intensa actividad literaria en los años que le quedaban de vida, hasta fallecer en su pueblo natal, Alcalá de Guadaira, el 27 de enero de 1897, casi tres décadas después de iniciar su grand tour por el Nuevo Mundo.

Texto de Efraín Sánchez

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