En 1880, Candelario Obeso publicó con la imprenta Zalamea la obra Secundino el zapatero, una comedia dramática en tres actos en tono costumbrista y moralizante. La obra, escrita en verso, muestra las aspiraciones del zapatero Secundino, quien incentivado por un inescrupuloso político de carrera (Doctor Braganza), decide dejar su vida de humilde zapatero y entrar en el pomposo mundo de la política:
Dejame obrar libremente;
Tu no sabes de éstas cosas;
Si un tiempo fui… negociante,
Hoy soi un hombre de nota;
I a triunfar en el Tolima
En Santander i en la Costa
Seré senador seguro***
Secundino el zapatero,
Bogotá, Imprenta de Zalamea, 1880. (p. 5).
La familia lo acompaña en la nueva empresa de diferentes maneras. Doña Marta, la esposa, es la voz de la sensatez durante toda la obra, y permanentemente trata de convencer a Secundino de lo estéril y descabellado de sus nuevas aspiraciones:
Vuelve a tus hormas,
I déjate de sufragios
I de esta vida ostentosa.
De nuestra humilde fortuna
Nada nos queda.
[...]
¿I a ti de qué te ha servido
La ciencia de que blasonas?
De gastar lo que tenías?
¿De qué esa maldita tropa de
Charlatanes hambrientos
Te haya dejado en la inopia?***
Secundino el zapatero,
Bogotá, Imprenta de Zalamea, 1880. (pp. 5-6).
Aniceta, la hija de Secundino, en cambio, se asume como la descendiente de un político prestigioso. Cambia su manera de hablar, se interesa por la ópera y la lectura de los románticos europeos, y es cortejada por Facundo un joven de buena familia:
Aniceta.
¿Trajiste, papá, las obras
Del romántico Musset?
[...]
Aniceta
Dime ¿qué ópera
A ti te gusta papá?
Don Secundino
A mi deleitan todas
Aniceta
A mi me encanta Lucía,
Pero más Traviata i Norma***
Secundino el zapatero,
Bogotá, Imprenta de Zalamea, 1880. (p. 8)
El objetivo de Secundino el zapatero es mostrar la importancia del artesano trabajador, honrado y decente. El tono moralizante de la obra encaja perfectamente con los discursos de la Regeneración que se inicia en 1880. Obeso, quien dedica su obra a Rafael Núñez, reclama la autonomía del artesano que se conforma, al igual que el boga, con lo poco que tiene, pero conseguido con el trabajo honrado.
Las alpargatas con honra
Valen más que los botines
Que gastan ciertas personas.
He visto mucho, hija mia;
I si anhelas ser dichosa
Hai artesanos decentes***
Secundino el zapatero,
Bogotá, Imprenta de Zalamea, 1880. (p. 13)..
La obra finaliza cuando Secundino descubre el engaño de Braganza, y Aniceta se da cuenta que su enamorado de buena familia no es más que un hombre lleno de vicios, amante de la bebida. Desengañado por sus supuestos colegas políticos y lleno de deudas, Secundino entiende que los zapatos de político no le calzan, de manera que vuelve a sus viejas hormas de zapatero:
Ni una espresion de consuelo!
Urrutia, Espinel, Robledo
Me miraron de mal ceño…
Triunfaste Marta querida;
Seré otra vez zapatero…
Mañana compro las hormas***
Secundino el zapatero,
Bogotá, Imprenta de Zalamea, 1880. (p. 13).