Quijada
Las quijadas de caballo y de burro son uno de los instrumentos característicos de las músicas tradicionales de diversos países del Caribe y de América Latina.
Las quijadas son de herencia africana y su uso en países como Colombia, Cuba y Ecuador, entre otros, evidencia la transmisión y transformación de costumbres, prácticas y objetos que llegaron a estos territorios con la esclavitud durante el periodo colonial.
En el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina se ha usado más la quijada inferior de las yeguas, que de los sementales, porque produce sonidos más fuertes y menos brillantes.
Además, los dientes de los sementales suelen caerse, lo que hace que el instrumento pierda sus sonidos. La quijada se suele tocar rascando los dientes hacia arriba y hacia abajo con un palo de madera o un tubo de plástico, produciendo un sonido rasgado similar al de una guacharaca, pero con mayor calidez. La quijada tiene seis dientes que vienen un poco sueltos, lo que permite sacar un sonido particular cuando se golpea con la parte inferior del puño.
Así, los dientes deben vibrar para que haya un buen sonido. Otra forma de tocar el instrumento es redoblando el palo entre los dos bordes y justo debajo de los dientes, produciendo unos sonidos similares a un “llamado”.
El instrumento no requiere de ninguna elaboración compleja. Cuando las yeguas se mueren, las quijadas se entierran en la arena o se dejan a la orilla del mar para que la sal ayude a retirar la piel y la carne. Cuando se han secado los músicos las llevan a sus casas y las bañan en alcohol para completar el proceso de secado, que es fundamental porque produce un mejor sonido en los dientes.