Gonzalo Fernández de Oviedo sobre la piña.

Gonzalo Fernández de Oviedo fue un explorador del siglo XVI que tuvo la misión de describir las frutas y plantas de La Nueva España. Así, hizo un libro en el que hablaba un poco de las que iba conociendo. Por ejemplo, saca en dos líneas a los fríjoles, diciendo que “son muchos y muy variados”. Escribe un poquito sobre el aguacate, que al parecer, y para nuestro asombro, no le gustó mucho. Mientras por el contrario con la piña, su amada piña, llena cinco páginas.

Y hace una descripción tan minuciosa porque en ese entonces la piña no podía llegar a España madura y buena: si se cosechaba verde, no maduraba bien; si se cortaba madura, se dañaba durante el viaje en barco. Entonces el explorador se esforzó en describir su sabor, su olor, su textura, comparando la piña con otras frutas conocidas por los españoles. Y es tal su pasión por ella, que más que una descripción, lo que hace Fernández de Oviedo, es un canto de amor a la piña:

“Esta es una de las más hermosas frutas que yo he visto en todo lo que del mundo he andado…  
Mirando el hombre la hermosura de esta (piña), goza de ver la composición y adorno con que la Naturaleza la pintó y la hizo tan agradable a la vista para recreación de tal sentido. 

Oliéndola, goza el otro sentido de un olor mixto con membrillos y duraznos o melocotones, y muy finos melones … y mucha parte de la casa en que está, siendo madura y de perfecta sazón, huele muy bien y conforta este sentido del oler maravillosa y aventajadamente sobre todas las otras frutas. 

Gustarla es una cosa tan apetitosa y suave, que faltan palabras… porque ninguna de las otras frutas… se pueden, con muchos quilates, comparar a ésta. 

Palparla, no es, a la verdad, tan blanda ni doméstica, porque ella misma parece que quiere ser tomada con acatamiento de alguna toalla o pañizuelo; pero puesta en la mano, ninguna otra da tal contentamiento. 

Y si, por falta de colores y del dibujo, yo no bastare a dar a entender lo que querría saber decir, dese la culpa a mi juicio, en el cual, a mis ojos, es la más hermosa fruta de todas las frutas que he visto, y la que mejor huele y mejor sabor tiene…”

Gonzalo Fernández de Oviedo
Tomado de: Historia general y natural de las indias, islas y tierra firme del mar océano. 1547.