— CARLOS ALBERTO RODRÍGUEZ F.
Después de un largo tiempo de presencia de jóvenes
estudiantes de ciencias naturales en la Amazonía, don Abel
se consolidó como el más experto guía conocedor de las
plantas, puesto que era el único que respondía de manera
consistente a las preguntas sobre los nombres y características
de los árboles o sistemas clasificatorios locales, para
hacer las equivalencias con la taxonomía y sistemática botánica
occidental. Desde su propia visión don Abel nombra,
con nombres locales, más de 300 especies arbóreas y
bejucos asociados.
A partir de su experiencia don Abel comenzó a compilar
sus formas de agrupar los árboles, o sistemas clasificatorios
locales, para poder dar inicio a la fase de ilustración,
con el fin de evitar vacíos o incluir repeticiones. En el mundo
indígena las plantas se humanizan, corresponden a categorías
sociales y de cierta manera se asimilan a gente. En
este sentido agrupar o clasificar los árboles corresponde a
clasificar gente, y de esta manera cada grupo específico posee
sus capitanes o fueres y gente o especies asociadas. La
máxima expresión de la humanización de las plantas son la
coca y el tabaco, que representan la complementariedad de
los mundos masculino y femenino.