La caricatura en Colombia a partir de la independencia

Curaduría
Beatríz González Aranda

Casa Republicana

diciembre 2
2009

junio 15
2010

Caricatura “a sangre y fuego”

Por Beatriz González Aranda

Liberalismo en declive y conservatismo al poder

En la década de 1930, con el regreso del Partido Liberal al poder, el conservatismo entró en abierta oposición al Gobierno. Los editoriales y caricaturas más importantes aparecieron en dos diarios recién fundados: El País, en 1932, y El Siglo, en 1936.

El País, de corta duración (1932-1935), tuvo por misión combatir al Gobierno de Olaya Herrera y la candidatura de López Pumarejo; denunció gráficamente que Olaya violaba la Constitución de 1886, que el elector conservador estaba perdido entre el fraude oficial, la multa, la prisión o la muerte, causadas por el Partido Liberal. Manifestó una orientación concreta hacia lo internacional, en ocasión la guerra de Colombia con el Perú.

Pepe Gómez comenzó a firmar allí sus caricaturas como Mickey Mouse, personaje creado por Disney en enero de 1930. Los incidentes de la guerra con el Perú se reflejaron en las caricaturas.

Un tema permanente de la gráfica crítica de ese diario conservador es la izquierda que rodea a Alfonso López Pumarejo. Ello produce uniones y desuniones dentro del liberalismo. El Espectador, con Luis Cano, apoyó a Jorge Eliécer Gaitán.

El Siglo, en su primer número del 1o de febrero de 1936, resaltó la importancia que le daba a la caricatura: “EL SIGLO presenta a su ex - simio caricaturista Jack Monkey, saxo-americano del sur, que acompañará al presidente López en sus próximos viajes como reportero gráfico de este diario”. El Siglo nació con un solo caricaturista, Pepe Gómez, hermano de Laureano Gómez, uno de los directores48. Sin embargo, al “eximio” caricaturista le quedaban sólo ocho meses de vida.

Una de las armas en la lucha de El Siglo contra el Gobierno liberal fue rescatar una antigua identificación del liberalismo con la masonería. Otra de las acusaciones que le hizo al presidente liberal Alfonso López Pumarejo, fue sobre de su relación con el comunismo y con la izquierda. Jack Monkey le muestra angustiado al presidente la hoz y el martillo en el escritorio, para alertarlo sobre los peligros del nombramiento del nuevo jefe de Policía, Plinio Mendoza Neira. Los conservadores estaban dispuestos a ir a la guerra ante el peligro del comunismo, no porque consideraran que López fuera comunista sino por que se rodeó de amigos “camaradas”.

Pepe Gómez recuperó el icono tradicional de la ‘res-pública’ y, además, se apropió de iconos modernos como Shirley Temple y Charles Chaplin. Una gráfica del presidente López Pumarejo como Luis XV confirma la risa cruel de Pepe Gómez. “Por eso su muerte tiene una significación doble. Una pérdida artística y un elemento irremplazable en la casa de El Siglo49.

Adolfo Samper y la caricatura en la cúspide de los enfrentamientos partidistas

Los liberales fundaron el 7 de agosto de 1938 un nuevo periódico, El Liberal que, unido a El Tiempo y El Espectador, hacía contrapeso a las críticas de El Siglo.

El caricaturista Adolfo Samper (1900-1991), había trabajado en sus inicios en las revistas Buen Humor, El Gráfico, Cromos, Fantoches y Universidad, y en los periódicos Mundo al Día y Diario Nacional.

Arturo Manrique, propietario de Mundo al Día, se percató en Nueva York del éxito de las tiras cómicas y le solicitó a Samper elaborar una copiada de ‘Smithy’, del Daily News, que él rebautizó como ‘Mojicón’. Samper nunca la consideró como propia50.

Graduado en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá, su aspiración, como la de la mayoría de los caricaturistas, era ser pintor. Samper viajó a Europa con una beca de estudios concedida por el Gobierno nacional, en 1928. Aunque su destino era París, resolvió quedarse en Madrid, en la Academia de San Fernando; realizó numerosos viajes por Italia y España.

A su regreso de Europa, año y medio después, Samper se dedicó a la caricatura política, a la docencia y a la administración pública en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá. Su primer trabajo fue en El Espectador, a partir de 1931. Sus caricaturas apoyaban al Gobierno de Olaya Herrera.

La primera caricatura de Samper en El Liberal apareció, grande y destacada en la primera página, en enero de 1939. Aunque su presencia en estos primeros años no fue constante, corrige la afirmación de que fue en 1946 cuando se inició como caricaturista de El Liberal51. En 1940 se comenzaron a publicar los trabajos de Samper cada quince días, intercalados con gráficas europeas en contra del totalitarismo y la guerra. En un principio reseñó el conflicto del liberalismo en la búsqueda de la unión, ya que se presentía que si no conquistaba a Jorge Eliécer Gaitán, se perdía el poder.

Samper identificó al conservatismo con la violencia que se extendía y se hacía contundente en algunos sectores del país. El pueblo, en la figura de un joven con overol, habla con un cerdo sobre la inutilidad de la violencia; el animal está vestido y tiene en la cintura un letrero que reza “conservatismo”, y empuña en una mano un machete y en la otra un revólver. Una vez el conservatismo llegó al poder, Samper patentó al cerdo como icono de ese partido.

Samper, en una caricatura publicada un mes antes del nueve de abril, anota que el presidente Ospina Pérez no gobierna, no se manifiesta ante la opinión pública, mientras el país se destruye por el salvajismo.

La “caverna falangista” fue el término usado por Samper para referirse a la inclinación de Laureano Gómez y sus allegados hacia la dictadura de Francisco Franco en España. Lo dibuja con el fez de los seguidores del dictador español y con una gran valija que dice “instrucciones de Franco”.

Pereque

Un grupo de humoristas literarios y gráficos fundó la revista Pereque, en 1946, cuando el Partido Liberal estaba dividido y se encontraba ad portas de perder el poder. Comodirector figuraba el caricaturista Lisandro Serrano. Casi todos los caricaturistas del momento estaban representados en sus gráficas.

El Siglo y la representación de la violencia en caricatura

Muerto Pepe Gómez, los periódicos conservadores debieron buscar un reemplazo para su tribuna gráfica. En El Siglo, el problema consistió en buscar caricaturistas que tuvieran su misma habilidad e ingenio. Donald (se dice que era Álvaro Gómez) seguía la línea de Pepe Gómez, pero con torpeza; Bernal, con un estilo más esquemático, seguía la línea de Rendón.

El periodista que trabajaba en El Siglo, debía expresar la consigna del periódico, esto es, que el enemigo número uno del país era el comunismo, aliado con el liberalismo. Darío Acevedo Carmona, un estudioso de la caricatura, intenta “abordar el análisis de la caricatura política de El Siglo de los años 1948 y 49, mostrando la concordancia que tiene con el discurso político conservador y con el tipo de imágenes y símbolos que por entonces circulaban en el ambiente de confrontación violenta entre liberales y conservadores”52.

Revista Crítica

El ideario político del liberalismo en esos momentos difíciles se expresaba en forma de ilustración gráfica, más allá de la caricatura. El estilo de Samper se modificó en Crítica porque al ser publicado en gran formato, en la primera página, la ilustración tomó un aspecto decorativo y se evidenció un equilibrio entre el mensaje y lo artístico.

Crítica, revista quincenal, duró solo dos años, del primero de diciembre de 1949 a enero de 1951, y fue cerrada por la censura. La calidad intelectual de sus colaboradores le dio mucho prestigio: además de Jorge Zalamea estaban Hernando Téllez, Luis Vidales, José María Restrepo Millán, Alfonso López Michelsen, León de Greiff y Darío Achury Valenzuela. Zalamea, su director, expresó su aprecio por Samper: “Sin querer agotar la nómina de los colaboradores a los cuales Crítica debe su actual prestigio, séanos permitido aquí rendir especial tributo a unos cuantos de ellos. Al maestro Adolfo Samper, quien ha sabido interpretar tan sagaz, tan viril, tan penetrantemente las entrañas de nuestra política para hacer sobre ellas un exacto diagnóstico”53.

A Samper, como caricaturista político, lo afectaban los decretos que amenazaban la prensa. Por ello, cuando se declaró “turbado el orden público y en Estado de sitio todo el territorio de la República”, consideró que se le había dado un golpe de gracia a la caricatura: “La caricatura política ha muerto en manos de la censura”54.

Samper y el costumbrismo

Samper contribuyó en distintos periódicos afectos al liberalismo como Sábado. Este comenzó a circular el 17 de julio de 1943 y se clausuró en 1953. Sus fundadores, Plinio Apuleyo Mendoza y Armando Solano, tenían la intención de mostrar otra cara del periodismo. El tema del costumbrismo se convirtió en un subterfugio de Samper cuando la situación política se complicó a partir de un decreto del 9 de noviembre de 1949. Así lo afirmó: “Para el caricaturista, el camino forzoso, por lo menos en Colombia, es el de los temas de intención social”55. Sábado impulsó la caricatura social. Samper adaptaba algunas veces la crítica política a la tira cómica como se observa en El Liberal, Sábado y Batalla.

“‘Don Amacise’, es un vividor enteramente bogotano y que le ha merecido a Samper, el justo nombre de padre de la historieta en el país’”. Juan Lozano y Lozano declaró a don Amacise “el hombre del día” y le hizo un reportaje56. Sábado impulsó el género de tira cómica con autores colombianos. Una página completa, titulada “El Humor de los nuestros”, en 1946, muestra cuatro ejemplos: Misía Escopeta, de Samper, Así somos, de Chapete, Música, de Carlos López Ruiz y Don Amacise, de Samper. Algunos de estos caricaturistas venían de la provincia y sus nombres fueron reconocidos una década después: Hernando Turriago Riaño (Chapete, 1923-1997), Hernán Merino (1922-1973), Carlos López Ruiz (1918). Otros, como Fabio Huerta, quien colaboraba en Sábado, y Guillermo Cabanzo, quien creó a “Pachito”, cayeron en el olvido.

“Un día, por casualidad, conoció a Hernando Santos. Este vio sus dibujos y se lo llevó para El Tiempo a reemplazar a un caricaturista que viajaba a México (Rivero Gil). El 3 de marzo de 1944 los lectores vieron la primera caricatura de Chapete. Se titulaba El menú y tenía que ver con el caso de Mamatoco, el boxeador asesinado durante el segundo Gobierno de López, convertido por la oposición como un crimen de Estado. Era el plato del día. Por este trabajo recibí $5”57.

Hernán Merino nació en Bogotá, y provenía de una familia antioqueña. Sus padres se desplazaron a Manizales, donde cursó el bachillerato y se inscribió en la Escuela de Bellas Artes para estudiar dibujo. La crisis económica de 1930 obligó a sus padres a enviarlo a Medellín, a casa de un pariente, para que siguiera los estudios de arte por los que se había decidido desde la adolescencia.

Jorge Franklin se inició como caricaturista de El Tiempo en 1943. En 1946 hizo una exposición de sus retratos que fue reseñada con amplitud en el semanario Sábado58. El 28 de octubre de 1946 se fundó la revista Semana, y la primera carátula le fue encomendada. En ella presentó una caricatura del presidente de la república, Mariano Ospina Pérez, una escultura virtual donde sobresalen el cabello blanco y las cejas negras que enmarcan la mirada torva del mandatario. Jorge Franklin hizo para Semana las carátulas entre 1946 y 1948. Ese año viajó a México y después a los Estados Unidos, donde se radicó.

Jorge Moreno Clavijo (1921) es un ingenioso retratista, reconocido por la sutileza de su línea. Bogotano, con estudios en la Escuela de Bellas Artes, se inició como caricaturista en El Liberal, en 1938, el mismo año de su fundación. El Tiempo, Cromos, El Gráfico y La Razón publicaron sus escritos y retratos.

En 1943, Moreno Clavijo acuñó el nombre de “Supersintética” y, más adelante, el de “Monolíneas”, para su técnica que consistía en elaborar retratos reducidos a un mínimo de elementos.

Peter Aldor (1904-1976) llegó al país a finales de 1948. Durante el ambiente restricti-vo que se instauró en Colombia desde noviembre de 1949 —con el artículo 121 que coartó la libertad de prensa—, este ingeniero mecánico y dibujante húngaro, quien había sufrido todas las vicisitudes de la Segunda Guerra Mundial, se vinculó a El Tiempo. Trató temas de política nacional e internacional. Además, se interesó por los héroes del fútbol en Colombia, lleno de estrellas extranjeras como Pedernera.

En las regiones la caricatura se manifestó principalmente en el retrato. En Tunja, Jorge Ruiz Linares (1922-1995) sobresalió como dibujante desde la niñez. En 1938 se inició como caricaturista en el semanario liberal El Surco. Dedicó sus retratos a personajes de la vida pública de Tunja. Ese mismo año obtuvo una beca para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá, donde hizo caricaturas de los profesores y empleados de la Universidad.

En Bucaramanga, al iniciarse la Segunda Guerra Mundial se publicó El Boletín Antinazi, con caricaturas sobre el conflicto europeo firmadas con el seudónimo de Vichy. Luis María Rincón (1913- 1975) se interesó por el tema de la Guerra Mundial. También realizó retratos para Vanguardia Liberal antes de trasladarse a Bogotá para colaborar con El Tiempo.

48. El otro director era José de la Vega.

49. Guillermo Camacho Montoya, Pepe Gómez: la caricatura en la historia, Catálogo de exposición, Bogotá, Banco de la República, 1987, p. 9.

50. Daniel Samper Pizano, “Mojicón, precursor de la historieta en Colombia”, en: Revista Diners, Bogotá, 1990, pp. 20-24.

51. Martha Segura, Adolfo Samper, 1900. Historia de la caricatura en Colombia/6, Bogotá, Banco de la República, 1989, p. 28. Carmen Ortega Ricaurte, Diccionario de artistas en Colombia, Bogotá, Plaza y Janes Editores, 1979.

52. Darío Acevedo Carmona, “La mentalidad de las élites sobre la violencia en Colombia (1936-1949). Bogotá, El Áncora Editores, 1995, p. 196.

53. Jorge Zalamea, “Primer Aniversario”, Crítica, Bogotá, n° 24, octubre 15 de 1949, p. 4.

54. “Caricaturistas: la historia en líneas”, en: Semana, Bogotá, nº 335, marzo 21 de 1953, p. 21.

55. Ibíd.

56. Sábado, Bogotá, mayo 25 de 1946.

57. Pilar Lozano, “Chapete, 70.000 caricaturas en 36 años”, en: Revista Diners, Bogotá, nº 155, febrero de 1983, pp. 36-39.

58. Sábado, Bogotá, abril 26 de 1946, p. 31.