Carlos Linneo, naturalista sueco

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Carlos Linneo fue un naturalista sueco, cuyo principal logro fue la consolidación de un sistema taxonómico para la clasificación de plantas basado en su sistema sexual. Su obra principal es el Systema naturae per regna tria naturae, secundum classes, ordines, genera, species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis.

 

Clases del sistema de clasificación de Linneo.

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Clases del sistema de clasificación de Linneo. Species Plantarum, 1736.

 

Clases del sistema de clasificación de Linneo.

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Clases del sistema de clasificación de Linneo. Species Plantarum, 1736.

 

Clases del sistema de clasificación de Linneo.

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Clases del sistema de clasificación de Linneo. Species Plantarum, 1736.

 

Clases del sistema de clasificación de Linneo.

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Clases del sistema de clasificación de Linneo. Species Plantarum, 1736.

 

Historia Natural y política: conocimientos y representaciones de la naturaleza americana

— MAURICIO NIETO

CARLOS LINNEO Y SU SISTEMA SEXUAL:
“EL SECRETO PLAN DEL TRABAJO DEL CREADOR”

La expresión más optimista del dominio humano sobre la naturaleza la podemos apreciar en el período de la Ilustración.

Para la ciencia ilustrada Linneo fue una figura central que representó los intereses y supuestos de la Historia Natural del siglo XVIII y las aspiraciones europeas de control global.

Linneo mismo entendería la Historia Natural y los viajes de exploración como medios de reconocimiento y apropiación de nuevos productos comerciales para facilitar una nueva política mercantilista de substitución de importaciones. Para el botánico sueco: “Un economista sin conocimiento de la naturaleza es como un físico que no sabe matemáticas”1. En un texto leído frente a la familia real sueca en la Universidad de Upsala en 1759 Linneo dice:
“Nuestro pobre conocimiento de la ciencia nos obliga a comprarle a extranjeros hierbas medicinales, té, quina, que anualmente nos cuesta una grandiosa cantidad de dinero... Sin ciencia nuestras sardinas serían pescadas por extranjeros, nuestras minas explotadas por extranjeros y nuestras bibliotecas invadidas por los trabajos de extranjeros”.
Y como si le hablara a la princesa Sofía Albertina de 6 años, Linneo continua:
“Sin ciencia los demonios del bosque se esconderían detrás de cada arbusto y fantasmas nos aterrorizarían en cada esquina oscura; duendes, monstruos, espíritus de los ríos, y los demás miembros de la banda de Lucifer vivirían entre nosotros como gatos pardos y la superstición, brujería, magia negra, rondarían entre nosotros como mosquitos”2.

Los viajes de exploración, según Linneo, le darían la oportunidad a su país de obtener de manera directa productos agrícolas e industriales que hasta entonces tenía que importar. El gobierno sueco, como muchas otras naciones europeas, notablemente España, asumiría que la exploración científica de la naturaleza conduciría a una reforma económica de la sociedad. Al promover el estudio de la naturaleza, la Corona estaba estimulando la expansión comercial y la explotación sistemática del imperio y la periferia.

Detrás de esta visión utilitaria y comercial está una concepción religiosa de la naturaleza la cual fue fundamental no sólo para Linneo sino para la Historia Natural del siglo XVIII en general. Todos los viajeros naturalistas pertenecieron a una cultura que estaba absolutamente convencida de que el universo en su totalidad y cada detalle de éste correspondía a un conjunto de leyes preestablecidas. Género y especies, tal y como los concibe Linneo, son las categorías más importantes de este sistema y representan las unidades esenciales de la obra de Dios. El orden de la naturaleza, para Linneo, era una muestra visible de la sabiduría y generosidad del creador. La tierra para él no es más que un “gabinete de Historia Natural que contiene las obras maestras del omnisapiente creador”3y el hombre es la criatura para quien todo lo demás habría sido creado.

Linneo y sus predecesores proveerían las bases de un marco teórico que hacía posibles la fragmentación de la naturaleza y la movilización de especies del Nuevo Mundo a Europa, y de un lenguaje observacional para identificar, clasificar y nombrar plantas. Dentro de este lenguaje, la flor se convirtió en la estructura más importante para la clasificación. Linneo dividió todas las plantas con flor (angiospermas) en veintitrés clases de acuerdo con sus órganos masculinos y en particular con el número de estambres.

De esta manera, Linneo y sus contemporáneos no sólo señalarían la importancia de los órganos sexuales de las flores: “Estos (estambres y pistilos) llaman la atención por su función, pues la reproducción de las plantas depende totalmente de ellos”, sino que llegarían a la conclusión de que el sistema reproductivo contendría el “secreto plan de trabajo del creador”4

El “sistema sexual” de Linneo constituyó el lenguaje con el cual se describía el orden natural y un método común para representar, transportar y apropiarse de objetos naturales. El gran logro de Linneo es la consolidación de las reglas y el lenguaje para la denominación del mundo natural.

 

 

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1. Carl Linneo, “Skaparens afsik med naturens verk”. En Promotionsforelasning af Linné 1763, ed. y traducido por Arvid Hj.Uggla, citado por Lisbet Koerner, Nature and nation in Linnaean travel, p. 17.

2. Carl Linneo, Tal, vid deras kongl. Majesteters hoga narvaro, hallit uti Upsala, pa Stora Carolinska Larosalen den 25 septemb. 1759, reimpresión, Arvid Hj, Uggla, ed., Fyra Skrifter, citado por Lisbet Koerner, Linnaean travel, pp. 18-19.

3. Carl Linneo, Naturaliesamlingars andamal och nytta, Estocolmo, 1754. Reimpreso en Fyra Skrifter, texto editado por Arvid Hj. Uggla, citado por Lisbet Koerner, en Nature and nation in Linnaean travel.

4. Carl Linneo, Systema Naturae, 1735, trans. M. S. J. Engel, Nieunkoop, B. de Graaf, 1964, p. 23.