La caricatura en Colombia a partir de la independencia

Curaduría
Beatríz González Aranda

Casa Republicana

diciembre 2
2009

junio 15
2010

La caricatura social después de la independencia

Por Beatriz González Aranda

La corriente costumbrista en las artes y las ciencias en Colombia tiene sus raíces en el espíritu de la Ilustración importado por José Celestino Mutis, Alejandro Humboldt y los viajeros, y en la presencia de Gran Bretaña en los ámbitos militar y comercial para la conformación de la república.

El viajero tenía que ser agudo para atraer con sus crónicas; la novedad de este periodismo residía en la imagen, lo que se observaba debía ser transformado mentalmente en ilustraciones. Tenía la necesidad de retener aquellas costumbres y paisajes que estaba contemplando. Aún no existía la fotografía y las únicas maneras de preservar en su memoria el comportamiento en las gentes eran la acuarela, el lápiz y la tinta.

Los artistas colombianos aprendieron de los viajeros y les colaboraron con sus dibujos. Los cuadros de costumbres en la Nueva Granada del siglo XIX, tanto literarios como pictóricos, presentaron una faceta que invitaba a la risa y que se conoció con el nombre de “jocosidades”. Al artista costumbrista lo llamó Baudelaire “el pintor de la circunstancia”20. Se percibe el goce con que el público local disfrutaba con lo que los escritores llamaron escaseces: la miseria, los gustos y los caprichos del pueblo21.

Uno de estos viajeros, Auguste Le Moyne (c 1800 - c 1895) fue diplomático, escritor, entomólogo y dibujante. Llegó a Colombia como vicecónsul del Gobierno francés, en 1828. Un ejemplo de su mirada crítica se encuentra en la acuarela que hizo de un soldado y la descripción al cuerpo de seguridad de la capital: “Cuando un extranjero llega por primera vez a la Nueva Granada ante lo que se llama un cuerpo de tropas, se queda desagradablemente impresionado; no puede concebir que esa chusma de todos los colores, tan indisciplinada, tan mal vestida y armada, pueda ser temible para los regimientos europeos”22.

Gracias a los viajeros, los artistas colombianos se relacionaron con los cuadros de costumbres, la etnografía y la caricatura. Juan Francisco Mancera, José María Domínguez Roche, José Manuel Groot, José María Espinosa y José Ramón Torres Méndez contribuyeron al desarrollo de la caricatura social; sin haber realizado estudios en Europa ilustraron gráficamente su visión humorística.

José Manuel Groot (1800-1878) era pintor, dibujante, escritor, poeta, historiador, periodista, docente, caricaturista, polemista católico y godo ultramontano. Sin embargo, tuvo suficiente aliento para hacer caricaturas sociales en las que se atrevió a burlarse de instituciones tan respetadas como la Expedición Botánica.

Groot trabajó para los extranjeros. ¿Cómo era el procedimiento? El artista debía tener un álbum-catálogo de dibujos y acuarelas que les mostraba y ellos le hacían sus pedidos, lo que se deduce de su correspondencia y de la repetición de los temas en la obra de viajeros como el inglés Joseph Brown y del francés Auguste Le Moyne. Un aviso de prensa aclara su situación: “Pinturas del país. El que suscribe avisa a los extranjeros residentes en esta capital que pinta al óleo y a la aguada toda clase de objetos o asuntos relativos a costumbres del país, como también paisajes, vistas de lugar tomadas del natural; todo lo cual ofrece hacer perfectamente caracterizado y con dibujo correcto (…)”23.

José María Espinosa caricaturizó a ricos y pordioseros, a poderosos y humildes, a intelectuales y a locos quienes se suceden unos a otros en una vasta galería de tipos. Con criterio de inventario representó todas las profesiones del momento: amolador de nava-jas, gallero, cartero, arquitecto, comerciante, músico, notario, escritor, pintor, científico, incluso los extranjeros que pululaban en la capital. Nadie se escapaba de su pincel.

Juan Francisco Mancera (ca. 1780-1845) firmó 36 láminas para la Expedición Botánica. Una vez se clausuró esta institución, en 1816, los miniaturistas quedaron desempleados y se dedicaron a realizar retratos y a la enseñanza. Mancera practicó estas dos actividades e inició a Ramón Torres Méndez en el arte de la miniatura.

Con los años, Mancera se alejó de la capital y se refugió en las provincias que hoy son Boyacá y Santander y Norte de Santander. Aunque no olvidó su conocimiento de la acuarela, no volvió a dibujar plantas, ni retrató personajes importantes ni hizo más miniaturas de bellas damas. Prefirió aproximarse a la caricatura social, con visos de etnografía. Sus retratos captan “con tono mordaz y algo caricaturesco sus defectos y virtudes, pero a la vez conservando la fidelidad y la naturalidad. […] Con gracia y mordacidad logra exagerar la viveza y la torpeza”24.

José María Domínguez Roche (1788-1858) nació en el puerto de Santa María, en España. Hizo sus estudios en Santafé de Bogotá. Renegó de su adhesión a la realeza y se vinculó a las luchas por la Independencia. Se conocen sus estudios de Leyes, de Derecho Canónigo, pero se desconoce su formación artística.

Realizó un álbum con 38 láminas dibujadas en acuarela que lo sitúa como uno de los pioneros de la caricatura social y del costumbrismo colombiano. El artista observó el deterioro físico al que habían llegado estos héroes de la Independencia con sus uniformes napoleónicos pasados de moda; a los patriotas sin oficio después de la Batalla de Boyacá que vivían de sus glorias pasadas y que comprendían que el uniforme había perdido todo su valor. Sus figuras alargadas o rechonchas, de personajes insanos y desgreñados conforman la comedia de los inicios de la república.

El talento de Ramón Torres Méndez fue difundido en Bogotá gracias al establecimiento litográfico de los venezolanos Jerónimo y Celestino Martínez. La serie de sus cuadros de costumbres se anunció en El Pasatiempo nº 9 del 19 octubre de 1851. Años después se imprimieron en la casa De la Rue, en París.

¿Cuál es el carácter de las láminas litográficas de Torres Méndez? Se observa una inclinación hacia el humor en sus imágenes sobre los gustos y los caprichos del pueblo. Se vislumbra un nacionalismo soterrado cuando presenta las danzas y los tipos regionales. Se descubre también un deseo de encantar a los europeos, así fuera a costa de exagerar o de falsear la verdad. En su obra, los cuadros de costumbres se convierten en caricatura.

20. Charles Baudelaire, Salones y otros escritos sobre arte, Madrid, Visor, 1996, p. 353.

21. Eugenio Díaz Castro, Manuela, Medellín, Editorial Bedout, 1973, p. 314.

22. Auguste Le Moyne, Viajes y estancias en América del Sur, la Nueva Granada, Santiago de Cuba, Jamaica y el Istmo de Panamá, Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 1945, pp. 334-343.

23. El Neogranadino, Bogotá, nº 44, mayo de 1849.

24. Santiago Díaz Piedrahita, “Una interesante colección etnográfica”, en: Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (Separata), Bogotá, nº 82, marzo de 1998, pp. 75-76.