La caricatura en Colombia a partir de la independencia

Curaduría
Beatríz González Aranda

Casa Republicana

diciembre 2
2009

junio 15
2010

Mefistófeles y el mago: La herencia de greñas

Por Beatriz González Aranda

Hubo un vacío de semanarios de gráfica crítica entre 1893 y 1897. ¿Sería por miedo a la mano fuerte de la Policía durante la vicepresidencia de Caro? ¿O el temor de ser desterrados como Greñas? A finales de la década de 1890 había un desarrollo de la técnica de la xilografía gracias a la Escuela Oficial de Grabado. Una pléyade de jóvenes egresados, de distintos niveles sociales, discípulos de Antonio Rodríguez, se inició en los periódicos de Greñas, usó sus mismas planchas xilográficas y siguió con un estilo análogo para afrontar los nuevos problemas del país. En 1897 aparecieron Mefistófeles y El Mago.

Mefistófeles

Con la aparición de Mefistófeles se constata una madurez en el concepto de caricatura. El legendario Fausto, que le vende el alma a Mefistófeles a cambio de bienes terrenales, le inspira algunos artículos. El primer editorial se refiere al fanatismo y a la imprenta. Los siguientes editoriales tienen que ver con el demonio y con la represión. Ensu contenido político se identifica como liberal. Relaciona el rojo del liberalismo con el diablo: “El mundo es una gran mascarada. Mefistófeles es un pobre diablo vestido de rojo que estará por todas partes juguetón y burlón”.

Los caricaturistas de Mefistófeles en su primera etapa fueron, por un lado, José Ariosto Prieto, discípulo de Antonio Rodríguez, en la parte técnica, y de Greñas en el campo de la caricatura política; y, cuando este se enfermó, apareció Darío Gaitán quien firmaba como DG o DAGA. Después se encuentran las firmas de grabadores de quienes no se conocen datos: Belisario Cortés, Jesús Bermúdez, desde el 25 de junio de 1898 hasta el 16 de abril de 1899; en las últimas gráficas se encuentra el seudónimo de Picapica.

Los temas principales de sus caricaturas eran las candidaturas políticas y las artimañas de Caro para permanecer en el poder. En primer lugar, el vicepresidente buscaba invalidar las aspiraciones de Rafael Reyes, quien se representa con la figura de un tigre por  su apodo, el tigre de Enciso, y es inducido por Miguel Antonio Caro para caer en una trampa diseñada por Vicente Montero, un inventor loco de cosas inútiles y estrafalarias. Una vez que Reyes pone sus garras en los agujeros del madero, Caro le clava las uñas. A final, como en una tira cómica, se muestra el último episodio en el que Caro y Montero llevan al tigre amarrado a una vara, sin ningún poder.

Otro tema de la publicación fue la doble candidatura de Marroquín y Sanclemente, en el que el grabador recurre al sistema del titiritero y sus muñecos. Mefistófeles continúacon el programa gráfico y caricaturesco de El Zancudo: la representación del pueblo, las veleidades de los periodistas, la situación desavenida del Partido Liberal y los vicios de la Regeneración.

El Mago y La Risa

El Mago reapareció el 4 de diciembre de 1897, siete meses después de Mefistófeles. La segunda etapa de esta publicación circuló a partir del 19 de abril de 1898 con el mismo redactor de Greñas, Juan Ignacio Gálvez, con Darío Gaitán como caricaturista y, eventualmente, un grabador de apellido Talero.

El Mago es importante por sus reflexiones sobre el carácter didáctico de la caricatura, la risa y la comedia: “El deseo de hacernos leer aun por aquellos que no saben, por medio de caricaturas que al propio tiempo marquen y definan una situación política mejor que pudiera hacerlo sesudos artículos que muchas veces pasan inadvertidos y no son comprendidos por todos”.

Las reflexiones sobre la risa anteceden a las publicaciones de Bergson sobre el mismo tema. La Risa se publicó en 1900. Sin embargo, el autor ya se había referido al fenómeno de lo cómico en su obra Materia y memoria. Para Bergson, la risa es un correctivo social amargo para quien la padece porque “castiga las costumbres”28.

El Monstruo de la Regeneración muestra el avance de la gráfica crítica en Colombia. El dragón con la cara de Sanclemente, en cuyo pecho penden dos cabezas: la de Marroquín (la tragedia) y otra no identificada (la comedia). El monstruo sostiene una cuerda de la que pende ahorcada una mujer, Colombia. Las caras de Núñez y de otros personajes se encuentran impresas en su cuerpo a manera de escamas. Un enjambre de abejas —la Policía secreta— sigue al monstruo que está sobre un sarcófago que contiene cuatro lápidas donde están inscritos nombres de las víctimas de la persecución del Gobierno.

La caricatura de finales de siglo XIX

La Academia de Bellas Artes le perdió el miedo a la caricatura. Su máximo representante, Epifanio Garay, practicó la caricatura en París y en Bogotá. El director de la Escuela de Grabado, Peregrino Rivera Arce, hizo dibujos caricaturescos. La Guerra de los Mil Días frenó las publicaciones de gráfica crítica. Muchos de los caricaturistas se fueron a la guerra, a luchar por la revolución liberal.

Una caricatura realizada durante la guerra y firmada por D. Ramos denota su paso por la academia: “La campaña del norte” es una escena alegórica de la Guerra de los Mil Días, durante la campaña del Magdalena. La representación es una escena de caza. Los conservadores, a caballo, el general Casabianca y sus compañeros Próspero Pinzón, Vicente Villamizar y demás generales, persiguen a los ciervos liberales, entre los que se puede identificar al general Gabriel Vargas Santos, jefe del Partido Liberal. La cueva donde se observa la hiena agazapada es un símil del Panóptico, donde estaba preso Santos Acosta, pacifista acusado de conspirador.

La caricatura es un homenaje a Manuel Casabianca, uno de los generales conservadores que salvó su partido de muchas derrotas durante la Guerra de los Mil Días.

28. Henri Bergson, La risa, Madrid, Edición Sarpe, 1984, pp. 36, 42-44.