La caricatura en Colombia a partir de la independencia

Curaduría
Beatríz González Aranda

Casa Republicana

diciembre 2
2009

junio 15
2010

Alberto Urdaneta y la edad de oro de la caricatura en Colombia

Por Beatriz González Aranda

Cuando entraron de lleno los radicales a gobernar el país, aumentaron los ataques de la prensa y se fundaron periódicos humorísticos, en gran parte del territorio colombiano, que dieron buenas muestras de humor: El Tornillo, en Tunja (1864); Los Locos, de Popayán; El Fisgón, Periódico que fisga, que atisba, en Bogotá (1873/1874); y EspectadorDios, Religión y Libertad, en Pasto. Este último ilustró con xilografías el conflicto con el Ecuador: se presentaban banderas, embajadores y volcanes. Las imágenes son bastante primitivas y en algunas se hace uso del animalismo para referirse al cuerpo diplomático.

La verdadera edad de oro de la caricatura colombiana se inició con la actividad del dibujante Alberto Urdaneta (1845-1887). Estudió en Francia entre 1865 y 1868 y cuando regresó de Europa trajo al país información sobre la caricatura contemporánea, en particular sobre los “retratos cargados”. Se dedicó a la pintura y a la agricultura; a partir de 1870 se comprometió en proyectos culturalescomo la fundación oficial de una Escuela de Bellas Artes.

La situación política del país llevó a Urdaneta por derroteros diferentes de los estéticos: su hermano mayor, Carlos, otros familiares y jóvenes conservadores distinguidos organizaron una guerrilla durante la revolución que se ha conocido como la “Guerra de las Escuelas” o “guerra santa” (1876-1877), contra el Gobierno legítimo y radical presidido por Aquileo Parra.

Urdaneta se unió a la guerrilla, de la que formaban parte sus íntimos amigos, el 25 de agosto de 1876; a los diez días se encontraba preso en San Bartolomé. Esa fue la primera prisión del distinguido y adinerado joven bogotano. Al salir de la cárcel, ocho meses después, con motivo del armisticio, concibió con sus copartidarios un proyecto de acuerdo con su formación, que no traicionaba en nada sus ideales tradicionalistas: fundar un periódico de crítica verbal y gráfica.

El Mochuelo —así se denominó el periódico— salió a la luz el 27 de septiembre de 1877, cuando ya había finalizado la guerra contra el radicalismo. Se define como una publicación satírica ilustrada con caricaturas al estilo francés, en litografía. Su director era Manuel Briceño, según lo afirma él mismo en el Papel Periódico Ilustrado. El nombre se origina en el nacimiento de la guerrilla conservadora en una casita llamada “El Mochuelo” en el cerro de Tolosa, bordeado por el río Tunjuelo.

Las víctimas de sus cabezas cargadas fueron los radicales. Se acusó a Ramón Gómez, El Sapo, de dar origen al sapismo, que era en cierta forma sinónimo de fraude y corrupción. En los dibujos, Colombia enfurecida trata de expulsar al sapismo de su territorio. Santiago Pérez cae estruendosamente ante la OPINIÓN PÚBLICA llevando en una mano armas y en la otra a su sucesor, Aquileo Parra, con un tren en su mano, en alusión al proyecto del ferrocarril del Carare. Se denuncia la avidez del gobernador Jacobo Sánchez al aplicar las leyes de empréstitos y contribuciones e impuestos extraordinarios para financiar la guerra. Muestra las relaciones masónicas entre los dos candidatos, Rafael Núñez y Aquileo Parra, quienes se dan un saludo cruzando las piernas. Urdaneta tuvo que salir del país por razones políticas y se dirigió a Europa, vía Cuba y Estados Unidos. Durante el viaje realizó un álbum de dibujos y retratos de sus acompañantes, algunas veces en caricatura.

La actividad de publicista cultural de Urdaneta continuó en París. Cuando regresó a Bogotá, en 1880, traía planes concretos con relación a la ilustración de periódicos: invitó al experto grabador español Antonio Rodríguez (c 1845-1897), con el propósito de fundar una Escuela de Grabado para perfeccionar dicha técnica. La institución, dependiente de la Universidad Nacional, abrió sus puertas el 15 de abril 1880. El objetivo era que los alumnos desarrollaran conocimientostécnicos de la xilografía de pie, que les permitiera convertirse en grabadores del Papel Periódico Ilustrado. Allí se formaron los futuros caricaturistas del país.

Una caricatura ilustra el compromiso político de Urdaneta: aceptó el cargo de fiscal militar en el caso del juicio del revolucionario liberal Ricardo Gaitán Obeso. Urdaneta, quien murió a la edad de 42 años, era la persona más versada en caricatura del país y con él comenzó la edad de oro de la caricatura en Colombia.

Como respuesta a El Mochuelo, el liberal José Manuel Lleras publicó un periódico llamado El Alcanfor. El nombre proviene de un batallón del Ejército, conformado por jóvenes liberales voluntarios durante la guerra de 1876, a quienes llamaban “alcanfores” porque se decía que se evaporaban o se desmayaban ante la presencia del enemigo.

Los radicales contrataron para su periódico al litógrafo alemán Carlos Dornheim quien se encontraba activo en Bogotá desde 1869.

Allí apareció el Mesías de los Chancos una de las caricaturas más importantes dela época. La “guerra santa” —como la denominó Aquileo Parra— propició la aparición de personajes fanáticos, uno de los cuales se hacía llamar Mesías de los Chancos. En la caricatura el Mesías es Mariano Ospina Rodríguez, ex presidente de la república y presidente del comité conservador de Medellín, quien lleva un extraño sombrero y un traje de camisa larga con una capa pequeña, pantalones amplios y alpargatas. En pequeños recuadros están las acciones perdidas de los conservadores. El sistema de caricatura de estos recuadros es el de cabezas cargadas.

El tema de las elecciones presidenciales fue siempre incentivo para las caricaturas y las publicaciones de humor. Se representó entre 1876-1878 con juegos costumbristas como el del día de san Pedro, que consiste en atrapar al gallo. Las gráficas críticas se atribuyen a Lázaro Escobar, un grabador antioqueño de quien se tienen pocas referencias y se le reconoció como el mejor caricaturista del momento.

El Amolador se presenta como “periódico imparcial, jocoso, satírico, literario, noticioso y caricaturero”. Esta publicación, que duró dos años, dedicó sus críticas al tema de la elección del sucesor de Julián Trujillo, en contra del sapismo, y puso como cabeza de este repulsivo grupo a Manuel Murillo Toro. Pre-senta en el frontispicio una máquina de amolar cuchillos y tres operarios que deben ser el director, el editor y el caricaturista. Un sapo se asoma para mirar a los operarios.

Contiene veintiún caricaturas políticas y sociales. Las políticas se refieren, en general, al saqueo del erario público y a los candidatos