“Las aleluyas” eran un género religioso que fue apropiado por la gráfica política para criticar a uno de los bandos de la Convención de Ocaña. Aunque ya había tenido lugar la Independencia, los sistemas coloniales perduraron en el arte. El asunto de esta caricatura era la lucha partidista en la Convención de Ocaña, que tuvo lugar entre abril y junio de 1828. El tema, tratado escatológicamente con el uso de la lavativa, está expresado con la gráfica y con versos. Las publicaciones usaron el animalismo para los enfrentamientos entre masones y antimasones.